Toros

Fortes, el milagro 24 horas después

Jiménez Fortes clava una estocada hasta la empuñadura a su primer toro, durante el séptimo festejo de la Feria de San Isidro en Las Ventas.
Jiménez Fortes clava una estocada hasta la empuñadura a su primer toro, durante el séptimo festejo de la Feria de San Isidro en Las Ventas.larazon

Jiménez Fortes sorprendió hace unos años ya, pero época reciente todavía, en la Feria de Fallas, por poner un ejemplo. Un malagueño, de padre banderillero y madre novillera en las décadas de los 70/80, llegaba al toreo con un concepto abrumador que daba mucho que hablar. A ese torero, que no se quita, que se impone al toro a pesar de que sea una evidencia la cogida, le esperaba una carrera injusta, espeluznante por momentos y cruel. Y no sólo en el ruedo con la suma de cornadas. Peor fueron las miserias de los despachos, que hubiera quitado del camino a más de uno. Pero Jiménez Fortes tiene claro dónde quiere llegar. De hecho, a pesar de que el precio sea caro, cruel y delirante por momentos. Tiene 25 años, no ha cumplido los cuatro años de alternativa, y demasiadas cicatrices en su cuerpo. Pero no le pasan factura. No le importa. Mucho se ha dicho de él, de su torpeza en la cara del toro, de la sucesión de cornadas... Ayer venía a Madrid con una sola tarde. Incomprensible con su trayectoria. Y Madrid que es plaza dura donde las haya con un solo cartucho es para infartar a cualquiera que tenga aspiraciones de salir del pozo. Ese pozo al que se ven abocados mucho al haber desaparecido un segundo circuito donde la vida de torero era posible.

Era la séptima de la feria de San Isidro. El día antes del patrón y con una corrida muy destartalada de Salvador Domecq. Y además en esta semana de toros que acumulamos ya de manera ininterrumpida ni un solo día, a pesar de que eso en Las Ventas es casi un milagro, hizo viento. Llegó de sopetón ayer. Y sin tregua. En la manera de encajar Jiménez Fortes la adversidad, esa primera, espantosa fue la que vino después, ya dio la dimensión del compromiso con el que pisaba la arena cada día más clara de la plaza de Madrid. Fortes fue un héroe contra viento, toro y lo que hiciera falta. Y pagó un precio, demasiado caro, el toro, el sexto le rebanó el cuello, esto ya lo saben a estas alturas. Y llegó consciente a la enfermería y con ánimo todavía de pedir al doctor Máximo García Padrós que le diera unos puntos para poder seguir toreando. Y no contento con eso, una vez que el doctor obró el milagro que había empezado Dios al contusionarle la yugular y la carótida pero no arrancárselas, pasado poco tiempo, tal vez las once de la noche, consciente de nuevo Saúl y ni quiero imaginar cómo estaba la familia, daba ánimos al resto. Eso me contaba Nemesio Matías cuando le llamé, recién salía de verle en la UVI. Eso impacta, pero mucho más, que un tipo con el cuello recién rebanado, con unas imágenes no aptas para todas las sensibilidades, anduviera tranquilo y en paz porque esta vez el toro no le había cogido por una torpeza. Un torero capaz de afrontar la vida así merece un hueco en los carteles. Y la bendición del destino. Por una vez más allá de los intereses retorcidos y privados que manejan, empobrecen y pudren una Fiesta en la que se vive y se muere de verdad.