Francisco: «El mayor pecado es renegar de una persona»

El Papa Francisco ha hecho de las periferias geográficas y existenciales el centro de su pontificado. Lo demuestra con sus palabras y sus gestos. El último ha sido concederle una entrevista a la revista de un barrio marginal de Buenos Aires, «La Cárcova», en el que es párroco José María di Paola, el «padre Pepe», uno de los «curas villeros» por los que tanto se preocupó Bergoglio. Las preguntas fueron elaboradas por los jóvenes de esta villa miseria y fue el «padre Pepe» quien se encargó de recoger las respuestas del Pontífice en el encuentro que mantuvo con él el pasado 7 de febrero en la Domus Santa Marta, la residencia vaticana donde vive el Papa. En la entrevista, publicada en el número distribuido el lunes, Francisco habla de los problemas de los jóvenes como la droga, la educación a los hijos o las relaciones virtuales. Deja así por una vez las habituales cuestiones vaticanas por las que siempre le preguntaban en las otras entrevistas concedidas hasta ahora.

El Papa reconoce que hay a su lado personas que no comparten su opinión y muestra que para él la confrontación de ideas provoca el crecimiento de la persona. «A mí nunca me fue mal con escuchar a las personas. Cada vez que las escucho, siempre me va bien. Las veces que no las escuché me fue mal. Porque aunque no estés de acuerdo, siempre, siempre te van a dar algo o te van a poner en una situación en la cual vos tenés que repensar tus cosas. Y eso te enriquece», asegura.

También hay una pregunta dedicada a la proliferación de la droga en Argentina: «Hay países que ya son esclavos de la droga y nos preocupa. Lo que más me preocupa es el triunfalismo de los traficantes. Esta gente ya canta victoria, han vencido, han triunfado. Y eso es una realidad. Hay zonas donde todo está bajo el dominio de la droga».

Al ser preguntado por cuál es el legado más importante que los padres pueden dejar a sus hijos, responde: «La fe». «A mí me duele mucho cuando encuentro chicos que no saben hacerse la señal de la cruz. A esos chicos no les ha llegado lo más importante que un padre y una madre les pueden dar: la fe», afirma.

En la entrevista con «La Cárcova News», el Papa vuelve a hablar de la misericordia, para él, el pilar de la fe cristiana. «Los hijos de Dios metemos la pata a cada rato –asegura–, nos equivocamos, pecamos, pero cuando pedimos perdón, Él siempre nos perdona. No se cansa de perdonar. Somos nosotros quienes, cuando nos creemos importantes, nos cansamos de pedir perdón». En otra de sus respuestas confiesa que ha perdido el tiempo –«viví mucho inútilmente»– y subraya que «el peor pecado contra el amor» es «renegar de una persona». Preguntado por las supuestas amenazas de muerte que recibe por parte de fanáticos, reconoce otra vez que su vida «está en manos de Dios».