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Kativa Parmar: «Estos tiempos nos convertirán a todos en productos ''low cost''»

Diseñadora

Kativa Parmar
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Hace un par de meses, descubrí en un evento de la plataforma de networking The Heroes Club a Kavita Parmar. La emprendedora y creadora de moda de origen indio, afincada en España, ofreció en aquella reunión un discurso tan convincente sobre las nuevas iniciativas que sentí verdadera curiosidad por la suya. Me sorprendía enormemente que una diseñadora de marcas tan exclusivas como Ralph Lauren, Romeo Gigli, Donna Karan y Escada hubiera abandonado tan exquisito circuito para saltar al vacío con un proyecto como The IOU Project, cuyo principal objetivo era dotar a los diseños de seguimiento en la trazabilidad de cada producto para dar visibilidad a todos los artesanos involucrados. «En realidad –cuenta Kavita–, el proyecto nace puramente de mi frustración como diseñadora. Yo adoro mi trabajo. Llevo en él dieciséis años años y me encanta. Pero en los últimos diez vi que era una carrera hacia abajo. Todo era más barato, más rápido... Una carrera en la cual la manera en la que se hacían las cosas no tenía ningún valor, porque lo que menos se apreciaba era su calidad. Todo el mundo quería cantidad y precio. Hasta las grandes marcas de lujo hacían acuerdos con marcas ''low cost'' y grandes cadenas a bajo precio. El ''low cost'' era la orden del día. Y ese ''low cost'' acaba por convertirnos a todos nosotros también en ''low cost"».

Como la familia de Kavita vive en India, ella tuvo la suerte de poder trabajar y aprender de los artesanos de su país, pero pese al valor de su trabajo, pronto se dio cuenta de que era difícil poder incorporarlos a las grandes cadenas por los precios. Se trataba de conseguir que todo fuera cada vez más barato. Ropa de consumo para usar y tirar. «Mi chico, que es ingeniero y ha tenido una carrera muy interesante en informática y negocios, siempre me decía que el mundo de la moda le parecía absurdo. Que no tenía sentido tardar un año en crear un producto que luego tiene una fecha de caducidad de dos o tres meses y que después de caducarse ya no vale lo mismo... Y ahí nació la idea de crear un producto duradero. No un producto de moda que caduque, sino uno que valores siempre que lo veas en tu armario por su calidad y porque, aunque pasen los años, sigue quedando bien. Es entender la moda como una forma de expresarse (la gente te conoce por la manera en la que vistes) pero sin someterse a la dictadura de las tendencias». Kavita apuesta por la libertad. Su principal objetivo no son las ventas, ni tampoco esas tendencias que deja a un lado para conseguir prendas distintas, nacidas de un proceso de producción diferente y responsable que tiene en cuenta la carestía de recursos del planeta y no se olvida de los artesanos que participan en él. «Hace diez años había opacidad. Ya no. Yo he visto en China ríos de color azul por el tinte de lavar los vaqueros... Y ahora, cada vez más, nos enteramos de casos como el de Bangladesh en el que murieron más de mil personas en un taller textil. Lo curioso es que todo esto nos produce sorpresa. Pero, ¿cómo se puede pensar que podemos comprar una camiseta a cinco dólares o a diez euros sin que las condiciones de trabajo de quienes la cosen sean anormales? Lo que intentamos con la trazabilidad es enseñar quién hace lo que vendemos, porque una vez que ponemos cara a la gente, nos preocupamos de quiénes son, nos preocupamos por ellos». En menos de dos años, Kavita y su equipo (once personas) han conseguido poder vender a través de internet en más de 38 países y que el proyecto haya tenido tan buena acogida fuera de España, como para generar 800.000 entradas en blogs –¡sin poner un duro de publicidad!– Ahora su objetivo, a través del portal BIENHECHO.COM, es lanzar una tienda on-line desde la que vender no ya sólo sus propios productos, sino también los de otras marcas locales que participen de su filosofía. «Queremos que las marcas se relacionen unas con otras creando una comunidad de cooperación, no de competencia», apunta la diseñadora.

La intención de «humanizar» la moda de Kavita Parmar tiene ya varias patas, la de su propia línea de ropa, que vende en 180 lugares del mundo, incluida su tienda de Madrid (Raasta), la de IOU Project, con el que ha conseguido ir descubriendo a los consumidores la cara de los artesanos que fabrican los productos, y la del portal BIENHECHO.COM, desde donde pretende que otras marcas se unan a esa labor suya de luchar por el verdadero lujo: los productos de calidad de las economías locales hechos por artesanos a los que el consumidor final puede y debe conocer. Cuando le digo a Kavita Parmar que hay algunas actrices españolas que han declarado que prefieren prescindir de tal lujo y comprarse 10 vestidos «low cost» en vez de uno de calidad, me responde: «Me parece muy bien. Y lo respeto, claro. Pero entiendo que entonces aceptarán sin problema que les paguen diez veces menos por una película dentro de un tiempo, ¿no?».

Personal e intransferible

Kavita Parmar nació en India, en 1972. Está casada, tiene dos hijos, se siente orgullosa de ser una madre trabajadora y se arrepiente de no haber estudiado español cuando era niña: «Mis hijos me están corrigiendo todo el rato». Perdona siempre, intenta olvidar, a una isla desierta se llevaría un libro vacío con un lápiz para escribir y le gusta mucho comer y poco beber. Su única manía es que no le gusta la palabra «no», sueña mucho con que vuela, de mayor quiere seguir siendo optimista y si volviera a nacer, sería piloto. Adora a Neruda, la música india le relaja y su lugar especial en el mundo son las Islas Maldivas. Tal vez por eso lo ve todo como una postal y cuando le hablo de los «malos» de su negocio no duda en contestarme: «Cuando alguna multinacional se dé cuenta de que está haciendo algo mal y quiera hacerlo mejor, le daremos la bienvenida para colaborar con nosotros. Aquí no hay malos, estamos todos igual de ''equivocados''».