Málaga

La Fiesta del sábado: Escapada a Málaga

Arriba, de izda. a dcha., Miguel Gallego hijo, Gemma del Corral, yo, Eduardo Criado, Rosa Gallego junto a su esposo, Miguel Gallego y otra amiga
Arriba, de izda. a dcha., Miguel Gallego hijo, Gemma del Corral, yo, Eduardo Criado, Rosa Gallego junto a su esposo, Miguel Gallego y otra amigalarazon

Ya metida de lleno en la vorágine del trabajo y el reencuentro con Madrid, quiero evocar los últimos días que he disfrutado en el sur. Mi última jornada se la dediqué a Málaga y a sus museos, a ese crisol de culturas, mora, marina, culta, bellísima, con alma y embrujo.

Fui invitada por Gemma del Corral, concejala del distrito centro y una mujer con tal energía, entrega y entusiasmo por su ciudad que te reconcilia con la clase política. Igual que el alcalde, Francisco de la Torre, vive por y para la ciudad. Está especialmente bella gracias a su apuesta por la cultura, el Museo Picasso, Carmen Thyssen y el Centro de Arte Contemporáneo, sin olvidar el Soho, donde pintan los mejores grafiteros del mundo, la zona bohemia y emergente de la ciudad. Nuestra visita comienza en la exposicion «El legado de nuestra fe», en la agrupación de Cofradías de la Semana Santa de Málaga. En el Convento de San Julián nos encontramos con la belleza de ese barroquismo de la Semana Santa, con los bordados realizados por gente muy joven que sigue la tradición de sus mayores. Me impresionaron por su belleza, tanto que nada tienen que envidiar a los bordadores franceses, porque, en mi opinión, los superan con creces. Llaman la atención la imagen de la Virgen de los Reyes, que entró en Málaga acompañando a los Reyes Católicos en la Reconquista. La fe, el arte y la belleza unidos. Desde ahí callejeamos hasta el museo Carmen Thyssen, que alberga una buenísima colección de pintura española costumbrista compuesta por obras de Zuloaga, Sorolla y Muñoz de Grain. Una antológica de Romero de Torres adentra al visitante en el misterio de la belleza de la mujer andaluza morena, judía y mora gracias a ese desparpajo del maestro a la hora de desnudarlas, de mostrarlas dramáticas, descaradas o enamoradas con una mirada que emociona y te traslada a su alma.

Ya sedientos y agotados, acudimos al Pimpi, mi restaurante favorito. José Cobos, su propietario, nos cuidó como sólo él sabe hacerlo y tuve el honor de firmar en una de sus cubas de vino. Estoy enormemente agradecida. Antes de regresar, el mismo lunes, me di un baño en el mar marbellí como despedida antes de viajar a Madrid para enfrentarme a la guerra de las mil gestiones. Y el miércoles me escapé a la fiesta de presentación de la Paris Show Collection de H&M. Prendas en las que predominan el blanco y negro, absolutamente «cool» y elegantes.

Termino esta crónica en el aeropuerto, porque me voy de «weekend» a Ámsterdam con un estupendo grupo invitado por Quique Sarasola ha organizado un fiestón para inaugurar su nuevo Hotel Room Mate Aitana. La próxima semana os cuento.