Diseñadores

Noche de cotilleos políticos en la apertura de DelPozo

De izda. a dcha., Amelia Bono, Ana Rodríguez y Marta Robles, durante la cita
De izda. a dcha., Amelia Bono, Ana Rodríguez y Marta Robles, durante la citalarazon

Para unas personas la asistencia de García Revenga a la inauguración de la nueva tienda de la marca DelPozo resultó ser una inconsciencia. Otras, sin embargo, lo vieron como una presunción y un alarde para demostrar su presunta inocencia. La mayoría opina que saldrá indemne del caso «Nóos». Y si consideran lógico verlo de chófer llevando a la Reina y a las Infantas a la clínica La Milagrosa, donde se recupera Su Majestad, menos justificable pareció su presencia en el establecimiento de la firma, cuyo director creativo es Josep Font. El diseñador vive en Madrid una segunda luna de miel con Tony Gasa, relaciones públicas de La Roca Village. Aporta una manera de hacer muy catalana beneficiosa para el outlet conocido que no llega a ser los de Florencia. El de Prada concentra las creaciones de la firma, así como de Miu Miu, Luna Rossa y Car Shoe, sus principales marcas, tras las que corren ávidos los japoneses. Si París valía una misa, Florencia merece una visita por los «outlets» situados a 40 kilómetros de La Signoria. Son una ganga para comprar ropa y bolsos. Y ya no digamos los Tood's con sus «gomines» destrozadores de pies.

Llamó la atención la presencia del secretario de las Infantas en la apertura de la primera «fasgship store» de la firma con precios que ni Prada o Armani. Venden pantalones a ¡dos mil euros!, lo nunca visto. Y el exceso dejó tan perplejos a los asistentes como ver a García Revenga haciendo declaraciones exculpatorias mientras se encogía de hombros. Jaime Martínez-Bordiú no daba crédito. Además, confirmó que sabía que su hermana Carmen, siempre de flor en flor, merendaba en el hotel Adler con su chatarrero del alma, mientras hacían planes para ir a bailar. No faltaron Nuria González, Fernando Martínez de Irujo, Marta Robles y Ana Rodríguez con su hija Amelia Bono, quienes se quedaron perplejas al saber que la colección completa se la ha quedado una Rockefeller, que exhibían como un preciado tesoro. Tampoco quitaron ojo al alto y barrigón García Revenga al hablar de su posible insensatez por dejarse ver. Hasta compararon su gesto desafiador con la chulería de Bárcenas. Y no sé por qué motivos, los mismos que los silencian, como el runrún sobre Corinna: ahora me cuentan historias marbelleras con su íntima amiga Yuya Munneman, también una alemana intrigadora, cuando salía con ese Ricky Trujillo, que no perdonaba una. Hablo de los años 80, época en la que el mozo estaba en plena potencia sexual seductora hoy apaciguada por la paternidad. Era la época en los que encandiló a Marta Chávarri. Esto es un saco sin fondo, y lo de la princesa germana dará mucho que hablar,:es un no acabar.