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La sombra del Goya de Borja Thyssen con el que podría pagar la multa de Hacienda

El hijo de Carmen Cervera ha pasado esta semana por el juzgado, mientras a él y a su mujer les aguarda otra citación trascendente. ¿Dónde está el cuadro? ¿Podría volver ahora al circuito de subastas?

Blanca Cuesta y Borja Thyssen, con su hija en brazos, saliendo de su casa / Ep
Blanca Cuesta y Borja Thyssen, con su hija en brazos, saliendo de su casa / Eplarazon

El hijo de Carmen Cervera ha pasado esta semana por el juzgado, mientras a él y a su mujer les aguarda otra citación trascendente. ¿Dónde está el cuadro? ¿Podría volver ahora al circuito de subastas?

Borja Thyssen y su mujer, Blanca Cuesta, han vuelto a ser noticia y esta actualidad renovada nada tiene que ver con su vida social ni con enfrentamientos con Carmen Cervera. Durante un tiempo esos desencuentros maternales eran el pan de cada día entre ellos. Hubo demandas por ambas partes. Unas se llegaron a ejecutar en los juzgados y otras con acuerdos previos. Los mediadores de las dos partes conseguían lo que en inicio parecía imposible, y madre e hijo firmaban la paz legal hasta el siguiente encontronazo. El listado es amplio y extenso.

En 2011 Borja había solicitado conocer el estado real de su patrimonio en el paraíso fiscal de las Bermudas donde también figuraba la baronesa. El Tribunal Supremo de este archipiélago británico declaró dos años después que era propietario «potencialmente» de un 35% de ese «trust». Bienes estimables en más de 700 millones de euros. Al final de un documento de veintiséis páginas se reconocía al hijo el «derecho a la información sobre sus bienes». Y añadía la sentencia que solo él podía tener acceso a dichos datos.

Ahí no paró la cosa. La baronesa llegó a reclamarle 200.000 euros de una cuenta común. La respuesta de su hijo no se hizo esperar y solicitó judicialmente una cantidad parecida aduciendo que supuestamente había desaparecido de dicha cuenta. En esta abundancia de líos económicos, Blanca Cuesta se mantenía al margen. Se casaron en octubre de 2007 en régimen de separación de bienes y con la ausencia de la baronesa que en aquel momento no quería saber nada de su hijo y menos de su nuera, a la que consideraba una mala influencia para su niño querido.

Otro de los momentos complicados fue 2009 cuando, acompañado de notario y abogado, el hijo de la baronesa acudió a las instalaciones del Museo instando a los encargados a que descolgaran dos cuadros que aseguraba eran de su propiedad. Se trataba de un Goya («Una mujer y dos niños junto a una fuente») y «El bautismo de Cristo» de Giaquinto. La negativa de la baronesa originó la querella por apropiación indebida. El resultado fue favorable a Carmen Cervera al confirmar la Audiencia Provincial tres años más tarde que no había lugar para la reclamación. Tiempo después fue la propia denunciada quien cedió las dos obras a su primogénito. Hay que recordar que la pintura de Goya tuvo un opaco periplo y actualmente se desconoce su paradero. En 2016 estaba previsto que se subastara en Londres con un precio de salida de cuatro millones de euros. Una hora antes de la apertura de la puja se retiró del mercado. Hubo varias versiones. Una, que un comprador anónimo se había hecho con la importante pieza y no quería publicidad, y otra, la más probable, que la baronesa había negociado con su hijo para que no se vendiera. Hace unos días algunas informaciones apuntaban a que volvía a estar en el circuito de la casa de subastas y que en el caso de ser así podría servir para pagar la multa si Borja Thyssen fuera condenado.

No vivía en Andorra

Por unas cosas o por otras el hijo de Carmen Cervera continúa con sus citas en los juzgados. El miércoles pasado fue un día complicado, y no solo para él, también para su mujer. La pareja se enfrenta a una pena de tres años de cárcel solicitada por el ministerio Fiscal y una multa de un millón de euros. Esta vez únicamente tuvo que acudir él. La referencia de ese juicio era por un desacuerdo entre el contribuyente Borja Thyssen y Hacienda referida al año 2007 y no a 2010, donde sí se encuentra ella. Borja acudió al juzgado para responder a las preguntas sobre la acusación por fingir que en 2007 vivía en Andorra cuando, según la Fiscalía y Hacienda, pasaba más de la mitad del año en España. El Ministerio Público solicitaba dos años de cárcel y Hacienda, tres, por no haber tributado por los ingresos obtenidos con las exclusivas de la revista «¡Hola!». Señalaba la acusación que había dejado de tributar casi un millón y medio de euros por los reportajes de su boda y el nacimiento de su primer hijo. Thyssen mantiene que desde 2007 tiene pasaporte suizo y que su residencia fiscal es Andorra y no ha cometido ninguna ilegalidad. La baronesa no viajó a Madrid, se quedó en Andorra, y como viene sucediendo en estas atípicas relaciones materno filiales en estos momentos se encuentran en un punto medio. Ni buenas ni malas. Lo que sí queda de manifiesto a lo largo de todos estos años es que tanto Borja como sus complicaciones legales forman parte de su vida cotidiana.