Literatura

Literatura

Los Alba abandonan a Cayetano: "No me duelen las ausencias"

Ninguno de sus hermanos asisten a la presentación de sus polémicas memorias. Solo sus hijos, Luis y Amina, y su novia, Bárbara Mitjans, acompañaron al conde de Salvatierra.

Ninguno de sus hermanos asisten a la presentación de sus polémicas memorias. Solo sus hijos, Luis y Amina, y su novia, Bárbara Mitjans, acompañaron al conde de Salvatierra.

No pudo reprimir las lágrimas. La emoción traspasó el muro de los sentimientos. Cayetano Martínez de Irujo presentó ayer sus memorias, «De Cayetana a Cayetano», acompañado de sus dos hijos, Luis y Amina, y su novia, Bárbara Mitjans. No sabe si las lágrimas se debían a la emotividad del momento o a las significativas ausencias de sus hermanos en una tarde tan especial.

Atrás quedan sus operaciones de estómago, los amargos momentos en los que, confiesa, «estuve muy cerca de la muerte. Si no fuera por el doctor Enrique Moreno, que me salvó la vida, y ya forma parte de mi familia... Por él y por alguna guía divina, por mis padres, y tras viajar moribundo en el último AVE a Madrid, acompañado de mis hijos y del médico sirio que hospedaba en mi casa, pude salvarme. Habría muerto a la misma edad que falleció mi padre, a los 52 años. Enrique Moreno me salvó en una operación de once horas, en un estado casi terminal».

El galeno y el periodista Luis María Anson han intervenido en la presentación del libro. Ninguno ha escatimado elogios para el hijo de la fallecida duquesa de Alba, que empezó su llanto cuando los ponentes recordaron episodios familiares, buenos y malos, que Cayetano no olvidará en su vida. «No me arrepiento de nada de lo que he escrito en mis memorias, todo lo contrario, ha sido una dura prueba psicológica sacarlas adelante, pero también una liberación, y estoy muy contento. Es un libro que me trae los recuerdos de toda mi vida, los mejores y los peores. No he esquivado ninguno».

La presencia de sus hijos le conmovió aún más: «Es normal que me emocione. Hoy no me duele ninguna ausencia, aquí están los que me quieren. Mi hermano Fernando iba a venir, pero tuvo que irse de viaje. Y el resto de mis hermanos, pues...». No termina la frase.

Le cuestionamos si esas ausencias han afectado a lo que cuenta en sus memorias. Prefiere salirse por la tangente, eludiendo el tema: «Hoy no proceden ese tipo de cuestiones. Me parece de mal gusto y una falta de respeto. Pero bueno, nadie se puede ofender con este libro. Y si insisten, me marcho». Le sale la vena más dura, la que demuestra en ocasiones cuando se siente molesto con la prensa. Pasa del lloro al enfado en cuestión de segundos: «Solamente pido respeto. Es fácil de entender, ¿no?».

El aristócrata deja claro que «antes de escribir ya estaba en paz conmigo mismo, pero reconozco que es un desahogo. Lo necesitaba». Entre sus páginas aparece la nota manuscrita de su madre, en la que pide a todos sus hijos que sea Cayetano quien se ocupe de administrar el patrimonio familiar, algo que se ha quedado en el olvido. Se hizo cargo de todo su hermano mayor, el duque de Alba.

Un texto que no escapa a la polémica

«De Cayetana a Cayetano» despertó un gran revuelo incluso antes de su presentación. En concreto, desde que se empezaron a filtrar algunos de los fragmentos de los que consta el texto: la adicción a las drogas del hijo de la duquesa de Alba, el trauma que le causó la muerte de su padre o su relación con su hermana Eugenia, los más polémicos.