Paulina Rubio

Paulina ejerce de «coach» para poder pagar a Colate

Paulina y Colate, en Miami, en 2011
Paulina y Colate, en Miami, en 2011larazon

Miami se convirtió durante esta Semana Santa en un hervidero –casi en un avispero– de cotilleos. Esta ciudad es un buen refugio vacacional, aunque los precios ya no son lo que eran. Aun así, muchos famosos acudieron para animar a Rosa Clará en la inauguración de su tienda, con la que obtendrá beneficios para su futuro con Josep, con quien se casará el 15 de junio en Barcelona ante un círculo «bastante íntimo» –sólo 200 invitados, y les parecen pocos–. La modista está harta de responder sobre quién le hará su primer traje de novia, porque no es lo mismo un «sí, quiero» a sus experimentados 53 años que con 20, aunque mantiene la ilusión de una quinceañera y la irradia. La pareja ha desechado organizar su boda en Ibiza y celebrarlo en «El Lío» de Ricardo Urgell, que ya gestiona instalar otro en Miami, y eso que es «lo más» de la isla en este momento, incluso supera al local de Briatore.

Un caza fortunas provocador

Rosa apura las últimas compras, ya que antes de la ceremonia le espera un mes entero en China. Se va al país asiático para buscar accesorios y utilizarlos en sus colecciones «siempre cosidas por 160 operarias y patronistas en nuestros talleres barceloneses, que menuda diferencia tienen con los trajes ''made in China'', de peor confección y caída», reconoció. Este viaje casi será un anticipo de su luna de miel. Su hijo Dani, que es un prodigio de encanto, discreción, sencillez y buenas maneras –sobre todo en la mesa, algo que ya no se estila–, está feliz con la inminente boda de su madre y enamorado de la que considera su media naranja, Patricia Müller.

También ennoviado y con buenas perspectivas de futuro se encuentra Colate Vallejo Nájera. No deja de provocar escepticismo amoroso y sonrisas irónicas por Miami. Lo consideran un caza fortunas por pasear su nuevo romance por «Lola, Lolita, Lola», un local español que sustituyó al que en su día fuera el impactante «Macarena» de Washington Avenue, donde siempre cenaba Julio José Iglesias en épocas de economía baja, y hasta actuaba de «fin de fiesta». El restaurante tenía el prestigioso marchamo de la saga José Luis, lo llevaba el hijo de éste, César Ruiz, asociado con Carlos Galán. Cuando rompieron la relación, liquidaron el negocio dándoles a ambos un apartamento en Miami Beach. Lo nunca visto, como esta prisa de Colate por reorganizar su herido corazón. La muchacha, Alegría Beracasa, es una venezolana adinerada con aires a Carlota Casiraghi.

Por su parte, Osmel Sousa, con quien coincidí en la «fashion week» de Miami – porque allí monta «Nuestra Belleza Latina» con Miguel Serraclara, sin dejar de organizar el certamen Miss Venezuela, del que sacó hasta nueve Miss Universo–, comentó que de Alegría casi no recuerda nada. No vio en ella algo especial salvo su riqueza, algo que tiene claro Colate, quien recibirá de Paulina Rubio una indemnización de 234.000 dólares en 36 mensualidades. Un pago que ha obligado a la cantante a participar de «coach» en una edición infantil de «La Voz».