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«Cambio 16»: Así que pasen cuarenta años

«Cambio 16»J. M. Díaz DorronsoroLeer366 páginas 23,50 euros

«Cambio 16»: Así que pasen cuarenta años
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MADRID- Al igual que durante los años de la Transición en España, en la actualidad vivimos tiempos muy complicados. Una época donde el radicalismo y las tendencias separatistas son habituales. Pero, sin embargo, nada es blanco o negro. Si en el pasado encontramos una idea y un modelo que reflejase el bien común, hoy no debe ser distinto. Sobre esta idea surgió «Cambio 16», una revista que en tono de humor hizo uso de la crítica social y política que vivía nuestro país en los últimos años del franquismo. El periodista y doctor en Comunicación por la Universidad de Navarra, José María Díaz Dorronsoro, recoge en su libro «Cambio 16» (Leer) la historia de este semanal que afrontó la difícil tarea de ejercer el periodismo ante la amenaza de la censura y que cuenta con un interesante prólogo de Alejandro Muñoz- Alonso. «Durante los años del franquismo existía un control férreo sobre los periódicos diarios, en cambio, con las revistas era más laxo, se hacía la vista gorda. Esto perduró hasta que se revocó la Ley de Prensa en España en 1976. Fue cuando los diarios comenzaron a comerle terreno a los semanarios que nunca recuperaron su importante difusión».

Al estilo anglosajón
Lo que hacía única a esta publicación era que «a diferencia de otras revistas de los setenta, que se decantaban por un análisis literario y sesudo de la temática, ofrecía una información al estilo anglosajón. Introdujo la noticia rápida, la herramienta del humor desenfadado y el ingenio», afirma el autor sobre este modelo de prensa que supuso un fenómeno mediático y un referente del periodismo. Una revista que nació con el objetivo de contribuir a la democratización de España. Un país que poseía una sociedad que estaba deseando dejar atrás el franquismo. Se erigió a través del uso de una «postura inteligente, utilizando el posibilismo, viendo cuál era la forma más favorable de actuar sin acudir a los radicalismos. Todo con mucho sentido común», según describe el autor. Algo que en una realidad en la que la Prensa se sitúa continuamente en el punto de mira debe realizarse con extrema precaución. «Los redactores vivían con el alma en vilo, sobre todo cuando se ofrecía una información que no iba a gustar. Pero ellos criticaban sin ser hirientes, zurraban con humor. Eludían la censura dando vueltas al lenguaje. Pero aun así, sufrieron cierres de la publicación. También es verdad que disponían de contactos como Pío Cabanillas que estaban a favor de su mensaje», explica el autor sobre la supervivencia de la publicación.

 

Unir en vez de separar
La realidad de los medios de comunicación hoy en día es más complicada que en el pasado. En la sociedad del entretenimiento e internet en ocasiones se pierden valores que se dan por sentado que existen en esta profesión. Y lo hacen, casi siempre, para favorecer esa tendencia a dejarse llevar por las audiencias, que son las que marcan o modelan actualmente la radio, la televisión o la Prensa. «Hoy en día los medios tienen que recuperar todo lo que nos une y no lo que nos separa. Ya no se trata de ser de izquierdas o de derechas, sino de saber qué política se debe aplicar en cada momento», asegura Díaz Dorronsoro.