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TVE explota la memoria histórica

La cadena pública celebra el 80 aniversario de la República con una serie que vuelve a hurgar en la herida abierta de la Guerra Civil

Escena de la serie, que emitirá el lunes La 1 de TVE
Escena de la serie, que emitirá el lunes La 1 de TVElarazon

TVE estrena el próximo lunes una nueva serie de ficción con la historia reciente como fondo. «14 de abril. La República», es una secuela de «La Señora», y está ambientada, precisamente, en la II República, que fue proclamada el día que da título a la nueva ficción de La 1. La corporación que dirige Alberto Oliart vuelve a insistir en una serie cuya acción discurre en uno de los periodos más convulsos de la historia de España, precisamente aquellos puestos de actualidad por la «memoria histórica», impulsada desde el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Desde que se abrió el debate sobre el reconocimiento y reparación a las víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo, que culminó con la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica en 2007, la Corporación RTVE ha situado los personajes y las tramas de varias de las producciones que emite en este contexto.


En Madrid
La nueva ficción, que deja Asturias para trasladarse a Madrid, tiene como telón de fondo la Reforma Agraria de 1932, y los conflictos que conducirán inevitablemente a la Guerra Civil. El caso más cercano de «República» es «La Señora». La serie estaba ambientada en los años 20, durante la Dictadura de Primo de Rivera. Pero, además, TVE emite también «Amar en tiempos revueltos» una serie que se desarrolla en un contexto histórico y político tan especialmente sensible, como el que supuso el comienzo del Franquismo. TVE tiene igualmente otra serie, «Cuéntame cómo pasó», una de las ficciones más veteranas de la televisión, con una década a sus espaldas, que comienza precisamente en tiempos de Franco y recuerda los cambios políticos y sociales que se produjeron en esta época como escenario.

Según Ramón Moreno, portavoz del Partido Popular en la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación RTVE, no es simple casualidad que las series de RTVE abunden en « lo mismo, y siempre desde el mismo punto de vista. Lo que sería una sorpresa es encontrar una serie que no esté orientada bajo el mismo criterio y vista por los mismos ojos». El parlamentario popular, que no quiso poner en duda la factura de la ficción o el trabajo de sus actores, dijo a LA RAZÓN que en su grupo parlamentario se había comentado la reiteración de mensajes en el sentido marcado por la política de memoria histórica y «más parece que en TVE –que es la cadena pública– vamos a piñón fijo, o más bien a guión fijo». Su grupo planteó una queja formal a Alberto Oliart a causa del Canal Internacional de TVE que, ironizó, «más parece en el canal de «la Internacional que la imagen que da fuera de España».


Sectarismo
En opinión del sociólogo Amando de Miguel, el asunto es preocupante por cuanto revela sectarismo por parte de los responsables de esa programación, que ni siquiera consideran emitir espacios «del otro bando», pues cree que «la TV no afecta tanto a la creación de opinión como los periódicos o la radio. Se ve más como un entretenimiento» Aunque también afirma que, cuando se desconoce la historia reciente, los modelos y actitudes heroicas, significadas siempre en el mismo sentido confunden sin duda a los espectadores, que carecen de otras referencias».

De Miguel y el catedrático de la UNED Antonio López, coinciden en reconocer en la series de ficción la tendencia natural de las personas por escuchar historias, y destacan como ejemplo el fenómeno de la venta de libros de novela histórica.


El nuevo modelo social del grito
La reiteración en el modelo impuesto por la memoria histórica en TV es, sin duda motivo de estudio para los sociólogos, aunque están más preocupados por las propuestas que se hacen a los más jóvenes en series y programas de actualidad. El doctor en Sociología y Catedrático de la UNED Antonio López cree muy difícil determinar hasta qué punto la TV influye en el cambio social. Para él, «el adulto ve las cosas con más escepticismo», pero los menores adoptan «con mayor facilidad los patrones de conducta» que encuentran en la TV, desde determinadas clases de música o la forma de vestir de sus personajes hasta el modelo «de tertulias en las que se habla a gritos», entre personajes estrafalarios «cuando en la vida real, si alguien nos habla así cortamos la discusión».