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Vigilante y vigilado por Pilar Ferrer

La Razón
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Dice Jorge Fernández, uno de los ministros más activos y lúcidos, que el Gobierno está preparado para afrontar situaciones adversas. Bien lo sabe él, diligente y eficaz ante el terrible incendio del Alto Ampurdán. Bajo la amenaza de los 30, baremo peligroso sobre el elevado calor, feroz viento y humedad, el ministro del Interior y la UME lograron combatir la catástrofe del fuego. Ardiente también se presenta el verano, época en que Zapatero y los suyos no perdonaban vacaciones, pero que el equipo de Mariano Rajoy restringirá al máximo. Los mercados y centinelas europeos no dan un respiro.

La extrema delgadez del presidente no reviste ningún riesgo para su salud. Obedece, con toda lógica, a unos meses de infarto, donde cada día afloran sobresaltos, primas de riesgo, bonos, deuda, cifras de paro. Rajoy, que posiblemente visitará su amada tierra gallega, esa playa de La Lanzada de tantos recuerdos, ha ordenado reducir el reposo estival. Ahí están la incansable Soraya, cada vez más sólida en su papel de portavoz, y el imbatible Moragas, para que la máquina de Moncloa no descanse. Todos los ministros han de estar localizables al minuto. El vaivén económico hace que tras un retroceso de la tormenta, vuelva el temporal con más fuerza.

El Congreso reanuda su actividad la tercera semana de agosto. Si antes no hay novedades. Las instituciones europeas acechan en defensa de la moneda única. Merkel quiere un control efectivo ante su próximo horizonte electoral. Por tanto, será un verano de actividad y resistencia. Lo define muy bien el titular de Economía, Luis de Guindos: Fuertemente vigilados, el Gobierno de España está vigilante. Sin tregua.