«Escuchando al juez Garzón»: Estrellado

Nuria Bou hablaba de la estructura fundacional del cine clásico, el plano/contraplano, aludiendo a una separación que aspira a la unidad sublime de la pasión. En cierto modo, la entrevista en profundidad es un género que puede elegir dos caminos antitéticos: el del equilibrio (que también es rup-tura) de ese plano/contraplano del que habla Bou y el del desequilibrio consciente del plano que no busca compensación a su discurso, que se basta y sobra para contarse a sí mismo. Es el método de la confesión a tumba abierta pero también el de la propaganda, y es el que ha elegido Isabel Coixet para dar voz a Baltasar Garzón, que ha pasado de ser juez mediático a criminal perseguido. Esa decisión estética marca la postura política de la película, que se debate entre la justicia poética y la posibilidad de escuchar a Garzón, y que nos escatima la otra cara del conflicto. Es cierto: el contraplano es la información de los telediarios, que Isabel Coixet da por sabida, como si la intimidad del blanco y negro fuera suficiente. Lo es, aunque solamente en una parte: Baltasar Garzón no toca todos los temas que le han convertido en un personaje polémico.