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«Sed de venganza»: Granítico «The rock»

Director: George Tillman Jr. Intérpretes: Dwayne Johnson, Billy Bob Thornton, Oliver Jackson-Cohen, y Tom Berenger. Guión: Tony y Joey Gayton. EE UU, 2010. Duración: 98 minutos. Acción.

 
 larazon

Seamos honestos: el haber incluido a Tom Berenger en la ficha superior de la película responde a una pura y simple cuestión de nostalgia. Porque, casi exactamente, el protagonista de «La noche de los cristales rotos» aparece cinco minutos en el filme. El otrora tan atractivo Berenger se pone en las carnes un poco fofas de un alcaide para leerle la cartilla al reo musculoso y tatuadísimo (que encarna muy serio y concentrado Dwayne Johnson, este tipo me cae bien) que ese mismo día abandona la prisión tras cumplir condena por robo. Y adiós cárcel y adiós Berenger.

Hasta los topes de adrenalina y testosterona, el filme, ya lo anuncia el título español (se llama «Faster», «Más rápido», en realidad) es la crónica de una sangrienta venganza: la de este ex convicto espectral contra los hombres y mujeres que intervinieron en el brutal asesinato de su hermano. Con aires de pulp y «western» pasado por la astuta trituradora de Tarantino (y Guy Ritchie, mala suerte), el liviano George Tillman Jr. («Notorius», «Hombres de honor») desenrolla esta taquicárdica, arrítimica película, en la que también intervienen un desequilibrado asesino a sueldo que vive en una envidiable mansión junto a una rubia no menos envidiable entre los señores y un policía yonki de tercera a punto de jubilarse que interpreta con mayor o menor fortuna Billy Bob Thorton.

El resto son alocadas persecuciones (resultan innumerables la cantidad de frenazos y trompos con el coche que incluye la cinta), disparos a la cabeza para no fallar el tiro, alguna que otra muerte por arma blanca y un final que intenta darle la vuelta a la tortilla o enredar la madeja y termina saliendo rana. Pero qué importa, parece decirnos el cineasta, la anorexia del guión cuando Johnson vuelve a convertirse en un héroe del género más allá de las incursiones del intérprete en producciones demasiado ligeras y sólo, o sobre todo, aptas para menores. Pues no, todo no vale.