Comunidad de Madrid

«La Revoltosa» o el orgullo de llamarse Mari Pepa

El género goza de buena salud y vive un momento de intensidad. Vuelve a ser cabeza de cartel en las programaciones líricas.

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Nombres como Gerardo Malla, Emilio Sagi y Juan Carlos Pérez de la Fuente encabezan las direcciones escénicas de montajes que devuelven al primer plano un género que no hace muchos días Gerard Mortier, director artístico del Teatro Real, aseguraba que «estaba muy por encima de la opereta francesa» y que desearía en un futuro incluir en las programaciones del coliseo.

Para Pérez de la Fuente, curtido ya en mil escenarios, ésta es su primera vez frente a una zarzuela. «Cuando me llamó Boadella y me lo propuso me quedé de piedra. Fue muy claro. Me dijo: ‘‘Tú vas a hacer la ortodoxia con ‘‘La Revoltosa'', y yo otra cosa con ‘‘Amadeu''. Y entré con todo el respeto a un mundo que desconocía». Se ha metido de lleno, hasta las entretelas del maestro Ruperto Chapí (autor de la música junto con los libretistas Carlos Fernández Shaw y José López Silva) para poner en pie una «Revoltosa» que le roba horas de sueño.

¡Que ha ganado el Madrid!
Tan enfrascado está en dar las última puntadas que el día que se jugó el Madrid-Barça le preguntaba al taxista que le llevaba a su casa por qué las calles estaban vacías un miércoles. «¡Que ha ganado el Madrid!, me contestó. Para que veas, media España frente al televisor y yo en la sala de ensayos. Me gusta inventar», confiesa para arrancar la conversación. Si tiene que decidirse por un par de títulos zarzueleros no lo duda «La verbena de la Paloma» y «La Revoltosa», una obra, dice «que tiene más del 70 por ciento de teatro y un 30 de una música que es absolutamente maravillosa».

¿Recuerdan la corrala del castizo Madrid? ¿A Mari Pepa y Felipe? Y esa canción inmortal: «¡Ay Felipe de mi vida...!» Pues allí estarán, en la sala verde del Canal desde el sábado y hasta el 8 de mayo. Para el director de escena y escenógrafo («que me encargo de las dos cosas», quiere dejar claro), «es una obra de mujeres bravas. El siglo XIX finaliza y ellas no pueden estar ajenas a un papel que les corresponde socialmente y que han de conquistar. Mari Pepa, por boca de Chapí, reclama su lugar en la sociedad y vive los problemas de frente».

El reparto cuenta con voces de primera «llegadas de toda España, de Valencia, del País Vasco. Necesitaba un reparto de mujeres fuertes», y declara en voz alta que siempre ha mirado hacia Italia con un punto de envidia, «por tener a esas señoras llenas de coraje, que mostraban sus sentimientos sin el menor pudor. ¡Cómo era esa Magnani, por Dios!», exclama. «Yo creo que esta es la primera zarzuela feminista. Esta obra, como otras muchas, es una celebración de la sensualidad». Y presenta a una Mari Pepa y un Felipe modernos, con una vida y un amor al límite, «capaces de ponerse el mundo por montera para poder vivir un amor que al principio se niegan», señala.

Pérez de la Fuente ha diseñado la suya, su propia «Revoltosa», pero sin sacarla de contexto ni revolver: «Es el último gran verano antes del desastre de 1898 (la obra se estrena en noviembre de 1897), la gran catástrofe de España de la que aún hoy no nos hemos recuperado. Y transcurre en una capital calurosísima, de sofoco. ‘‘Este Madrid que arruga los días'', decía Arniches y no le faltaba razón. Y ellas están allí, hartas de sevir a maridos vagos, que beben mucho y trabajan más bien poco.

Van a sacar todo lo que tienen dentro, que es mucho». Se resiste, como es lógico, a explicar cómo será la puesta en escena, pero ha convertido la sala en corrala «porque quería elevarla a un punto más mágico. Todas las balconadas están cubiertas con cartas de la baraja, aunque pueda parecer que son mantones y están pintadas a mano».

Por la repetición al arte
Ha supervisado las pinceladas casi una a una, las puntadas de los vestidos y el hilo con el que se daban los tintes de las ropas, los pétalos de rosa que cubrirán el suelo. «Dicen de mí que soy muy pesado y yo siempre contesto con la misma frase: ‘‘Por la repetición al arte''», y suelta una carcajada. «Creo en los ensayos. Hemos trabajado tres semanas. Cuando eché las cuentas me tiraba de los pelos que no tengo, ¡qué barbaridad, qué poco tiempo!».

¿Satisfecho? «Mucho, pero te diré una cosa: que hasta que no prueba la comida el comensal, no puedes cantar victoria. Ni incluso después del estreno. El teatro es un arte efímero. El momento en que abandonas la sala de ensayos y pones el pie en la de verdad... Ése es el momento.» Le preguntamos por qué mentar la zarzuela arruga el ceño de muchos que asocian el género con una puesta en escena añeja, antigua, aburrida: «Lo que tenemos que hacer es elevar a lo más alto ese sainete, que no tiene por qué tener apariencia de caspa. No entiendo por qué se ataca y se desprecia una de las manifestaciones artísticas más intrínsecamente españolas.

La Administración tendría que cuidar nuestra historia y nuestra memoria, ahora que tanto y tanto se hartan muchos de hablar de ella. Tenemos un coro con una media de entre 20 y 25 años, ¿cómo van a hacer algo antiguo? Si es que no lo conocen... La zarzuela cuando se hace bien, gusta y mucho. Y los directores tenemos la obligación de dirigirla muy bien. El género tiene futuro». Y lanza un guante en plena época prelectoral: «La Comunidad de Madrid debería plantearse tener una compañía titular de zarzuela que viajara a los grandes festivales de todo el mundo.

La palabra zarzuela no debe ir asociada al término naftalina, desechemos esa idea ya. Quizá sea porque muchas veces se han hecho montajes en un par de días, hala, de cualquier manera, para salir del paso. Ahí es cuando los profesionales fallamos y pinchamos. ¿No queremos llevar por el planeta nuestra cultura? Pues hagámoslo ya. Hay profesionales dispuestos a hacerlo hoy, en el siglo XXI. Entre Bieito, que a veces se pasa tres pueblos, y otros muchos existe un mundo», explica. Y advierte de que en esta «Revoltosa» no habrá vaqueros ni gorritas de pichi. Queda dicho.

La veteranía de Miguel Roa vuelve al foso en la dirección musical. Y lo hace con una obra que conoce como la palma de la mano. Ya dirigió «Amadeu» en el mismo escenario, con críticas muy favorables. Ha hecho muy buenas migas con Pérez de la Fuente. Junto a ellos, un reparto de voces de primera que encabezan Sandra Ferrández, Marco Moncloa, Marina Rodríguez-Cusí, Itxaro Mentxaka, Paco Lahoz y Emilio Gavira, entre otros artistas.

Vive la zarzuela
«La Revoltosa», en Málaga (y cuando ya apriete el calor llegarán «El dúo de la africana» y «Los claveles»); en el Teatro Campoamor de Oviedo (en cuya programación no falta este género inmenso) «La chulapona» y «La del manojo de rosas»; una «Canción del olvido» que se ha despedido con aplausos del Teatro Calderón de Valladolid (los mismos que cosechó en el Villamarta de Jerez con Soledad Puértolas, Marina Pardo y Borja Quiza en el reparto); «El huésped del sevillano» en Alicante y un estreno a lo grande en los Teatro del Canal de Madrid, «La Revoltosa», sin olvidar la «Luisa Fernanda» del Teatro de la Zarzuela, con funciones hasta el 22 de mayo. La Zarzuela vive esta primavera un momento de efervescencia de norte a sur.