Miami

Sevillanas por Enrique Miguel RODRÍGUEZ

La Razón
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A parte de un compás que va incorporado a los genes de muchos sevillanos y andaluces, es un género que se queda para muchos a las puertas del flamenco y que tampoco es copla, aunque sus orígenes tenga varios siglos. Pero a nivel popular, no hay dudas que es el cante que va incorporado a los buenos momentos, a las fiestas, a las ferias, a las romerías… tuvo grandeza en los 60. Momentos tan intensos en los 80, que se creó un nuevo tipo de local nocturno, las salas rocieras que titularon. En Madrid hubo mas de una docena de locales, presididos por el «portón», feudo de Mario Conde y donde remataban las fiestas lo más granado de la sociedad. Fue el momento en que los nuevos ricos de todo tipo y pelaje quisieron ser señoritos andaluces, la mayoría se quedó en señoritingos. Había locales donde las sevillanas reinaban hasta en Miami. Salieron 100 grupos, muchos de calidad dudosa. Este «boom» estuvo a punto de matar el género, pero como todo lo que está en las raíces populares, sobrevivió y quedaron los mejores. Todos los años al llegar estas fechas salen más de una docena de discos con nuevas sevillanas, de cara a la Feria por antonomasia, que es la de Sevilla. Carlos, Mario y Pascual González se acercaron a presentar su nuevo trabajo a «Herrera en la onda». El mismo es un especial donde se cantan sevillanas de todos los mejores grupos y las creaciones de maestros como Manuel Pareja Obregón, pontífice máximo de la sevillana perfumada con fuerte emoción. El líder de los cantores, Pascual, contó que la firma Universal ha invertido mucho en la producción de este trabajo, gran mérito, teniendo en cuenta que las discográficas estaban sumergidas en la crisis, antes de que llegara la madre de todas las crisis. Hablando de sevillanas, no podía faltar Juanín, líder de los marismeños, al que rodean leyendas llenas de gracia. Al parecer, se cayó por un hueco del único ascensor que hay en El Rocío. Una mujer se acercó al oír los gritos de Juanín, pidió auxilio al grito de «hay un hombre que se ha caído y está tumbado con una rata en el pecho». La rata era el sólido peluquín del cantaor. Cosas de las sevillanas y de El Rocío.