Castilla-La Mancha

María Dolores de Cospedal: La gran triunfadora

La Razón
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Entre las mujeres insignes del PP, que tanto han luchado por no ser «cuotas», ella es un caso excepcional. La primera, en la historia del partido, en acceder a la Secretaría General. Pero, además, la única en arrebatar a los socialistas un feudo histórico, Castilla La-Mancha. Cospedal es el rostro elegante, a veces amable, pero si es necesario acerado, de una política de primera, mano de hierro en guante de seda. Algo que ha demostrado en estos años y que hizo a Rajoy depositar en ella las esencias de una travesía nada fácil. Desde el anterior cónclave, su trabajo ha sido enorme, y sus retos, difíciles. Pertenece al cuerpo de abogados del Estado en el que todos ensalzan su formación. Cospedal tenía algo más. Cuando estudiaba Derecho en la Universidad San Pablo CEU de Madrid, le gustaban los libros de Virginia Woolf y otras escritoras de culto. Al salir de clase, en una cafetería cercana, María Dolores también escribía sus vivencias. Tal vez, algún día las publique. Era una liberal convencida y tuvo grandes maestros en la política: en su dilatada carrera en la Administración trabajó con Javier Arenas, Jesús Posada y Ángel Acebes, hasta llegar a ser consejera de Transportes e Infraestructuras en el Gobierno madrileño de Aguirre. Ahí empezaría su salto a la política nacional, al ser designada senadora y presidenta regional de Castilla La-Mancha. Moderna, sin reparos para una maternidad en solitario, Cospedal ha convencido al jefe y vencido a cualquier adversario. Es la mujer con mando en plaza de la poderosa planta séptima, en Génova trece. La gran triunfadora.