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El teatro se abre a las enfermedades mentales

Pacientes con esquizofrenia o trastorno bipolar dieron el do de pecho en el escenario del Teatro Centro Cultural de Moncloa. Sobre las tablas, sus capacidades artísticas se imponen al estigma social

El teatro se abre a las enfermedades mentales
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Problemas de integración y miedo a que la sociedad se burle de ellos o les dé de lado. Ésta es la realidad a la que se enfrentan los pacientes con enfermedades mentales cada vez que salen a la calle. Para intentar subsanar estos problemas nacía en 2009 la compañía de arte «Geometrance», gracias a una iniciativa interna de la Fundación Manantial. «El objetivo que queríamos conseguir era acercar los espacios escénicos a las personas con trastorno mental grave, para que pudieran desarrollar sus capacidades artísticas y mostrarlas sobre un escenario», explica Inmaculada Casillas, directora de Geometrance. Tras esta iniciativa, en 2010 los miembros del grupo empezaron con los primeros ensayos de la obra. El resultado del trabajo en equipo fue estrenado el pasado fin de semana, y su éxito fue rotundo, ya que el aforo del Teatro Centro Cultural de Moncloa se completó.
Francisco Gómez, conocido como Curro entre sus amigos, padece una de estas enfermedades y reconoce que la experiencia ha sido muy enriquecedora «esta iniciativa me ha servido tanto en mi vida laboral como en mi vida profesional», explica. «Yo vengo del centro de reinserción laboral de Hortaleza –continúa–, allí hacemos muchas actividades, y cuando me comentaron ésta, ni me lo pensé, lo vi una buena oportunidad para pasar el tiempo libre».
«La mayoría del teatro actual refleja la enfermedad mental con muchos tópicos, el loco es muy loco y siempre se destaca la agresividad», lamenta Casillas. En «Scintillae: chispas de luz en la oscuridad del caos», el nombre de la obra, la enfermedad mental no está presente, «sólo en la medida en que cada uno ha querido mostrarla. Lo más importante es el teatro, la música y el arte, no la enfermedad», comenta.
La compañía está formada por 16 personas, entre técnicos, actores y músicos, 12 con diagnóstico psiquiátrico y cuatro sin él.
Elías Romero, un paciente con esquizofrenia que acude cada semana al centro de reinserción laboral de Fuenlabrada, asegura que se unió a la compañía porque lo vio como una oportunidad para desinhibirse. «Me ha aportado más confianza en mí mismo, ahora me cuesta menos hablar en público, incluso escribo y me relaciono mejor con la gente», comenta.
«El producto final ha sido la suma de las ideas de todos los integrantes del grupo», explica Casillas. «Somos una compañía de teatro con un objetivo artístico, no terapéutico, –continúa– aunque los beneficios que la actuación produce en estas personas es evidente y muy positivos».
«Mis compañeros y yo esperamos que la obra sea representada en muchos más centro culturales», explica Romero, «ya que queremos que nuestro trabajo sea conocido por muchas personas», finaliza.