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Cuéntame una de piratas

Los bucaneros están de moda. Al estreno el 17 de agosto de la cinta de animación «¡Piratas!» se suma el proyecto para reflotar los barcos de Henry Morgan hundidos en Panamá

La Razón
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Su padre, el de Henry Morgan, fue un rico comerciante. Y el niño, desde bien jovencito, ya apuntaba maneras. Sus ansias por conocer nuevas tierras eran superiores a él. En plena adolescencia ansiaba enrolarse como bucanero en un navío de madera y surcar los mares en busca de tesoros, idea que le acompañó hasta que la pudo poner en práctica y hacerse con uno de los botines más grandes que se recuerdan, compuesto por oro, plata y piedras preciosas. Nada que ver con los protagonistas, redondeados y divertidos, de «¡Piratas!», que llegará a España el próximo 17 de agosto y que seguramente se convertirá en una de las cintas del verano.

Morgan, para seguir con nuestro protagonista, era un hombre altanero y poseía un carácter tan fuerte que impedia que nadie pudiera dominarle. Con el tiempo se convirtió en el filibustero más famoso de todos los tiempos: tomó Porto Bello, agitó Cuba, se enseñoreó de Maracaibo y tomó a sus anchas Panamá, en una de las conquistas piratas más sanguinarias que se recuerdan. Y también más duras. Mandó en aquella expedición a más de un millar de hombres formados en tres columnas que cumplieron sus órdenes a rajatabla. Después la isla fue pasto de las llamas. Aquí las conjeturas son varias: o bien habrían prendido fuego antes de abandonarla los saqueradores o bien habrían sido los propios habitantes; puesto que no tenían nada que perder, decidieron que la tierra fuera pasto de las llamas. ¿Qué paso con la flota de Morgan perdida en aquella expedición de 1671? La respuesta, como tantas en las historias de piratas, está bajo el mar. Y puede estar a punto de salir a flote porque un grupo de arqueólogos americanos trabaja en el río Chagres en Panamá en busca de las naves perdidas.

Para Frederick H. Hanselmann, arqueólogo submarino y miembro de la facultad de Investigación del Instituto de Sistemas de Ríos y del Centro de Estudios Arqueológicos de la Universidad del Estado de Texas «localizar sus naves perdidas, poder conservarlas adecuadamente y compartirlas con el público es nuestro objetivo final en este proyecto. Estamos realmente cerca. Sus barcos están allí abajo y los vamos a encontrar», ha asegurado. La recuperación de las naves arrojaría luz sobre algunos de los hechos y permitiría recuperar uan parte de la historia. En septiembre de 2010 un equipo de arqueólogos descubrió seis cañones de hierro pertenecientes a las embarcaciones de Morgan en la costa de Panamá, y continuó el verano pasado con el descubrimiento de los restos de un barco de madera del siglo XVII, posiblemente uno de los cinco navíos que el filibustero nacido en Gales perdió en 1671 en Arrecife de Lajas, y que incluyen a «Satisfacción», su barco insignia. Sin embargo, sus andanzas más sonadas arrancarían unos años antes, en 1668, con la cruenta toma de Puerto Príncipe, en la que tanto él como las huestes que le acompañaban no escatimaron esfuerzos en emplear los más terribles métodos de tortura para hacer confesar a los ciudadanos dónde guardaban sus objetos de valor.

Hace pocas semanas el equipo ha vuelto a Panamá para excavar los artefactos históricos del naufragio con la esperanza de confirmar su origen y de desvelar algunos de los misterios (pertyenecientes casi al capítulo de la leyenda) que aún están sin resolver alrededor de la figura de Morgan. Por ahora se han recuperado una espada, cofres, barriles de madera y múltiples sellos de carga. Los artefactos, que por el momento se encuentran a buen recaudo en Panamá, serán sometidos al proceso de conservación antes de ser estudiados al detalle para verificar su autenticidad.

Barriles de ron
Pero, ¿quién puede estar detrás para sufragar una costosa operación como ésta? Nada menos que la multinacional Diageo, la mayor productora mundial de bebidas alcohólicas (comercializa marcas tan conocidas como Johnnie Walker, J&B, Cardhu y Smirnoff, entre otras) y cuyo ron Captain Henry Morgan es el segundo más vendido en el mercado estadounidense. Y así lo han explicado desde la compañía: «Qué mejor manera de transmitir los valores y el espíritu de nuestra marca que sacando a la luz la historia verdadera que lo inspiró», que no es otra que la propia del bucanero nacido en Gales. «No tenemos que inventar una historia para nuestra marca porque está ahí, esperando que con todo el esfuerzo posible la rescatemos del fondo del mar».

La mayoría de ron con el nombre de nuestro protagonista se vende en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Suráfrica. Las variedades que se envasan son: «Black Label», «Original Spiced», «Parrot Bay», «Private Stock», «Silver Spiced» y «Tattoo».

En 1670, Morgan reunió la flota más grande en la historia del Caribe y puso su mira en la ciudad de Panamá, la más próspera del hemisferio Oeste a la que llegaban los cargamentos de plata y piedras preciosas de los navíos provenientes de Perú. En el trayecto, su buque insignia y cuatro navíos más encallaron en el arrecife de Lajas al pie del Fuerte San Lorenzo, la base militar que cuidaba la entrada al río Chagres –la única vía de acceso marítimo a la ciudad. Morgan y sus hombres continuaron con la expedición y tomaron el Fuerte San Lorenzo y navegaron por el citado río hasta arribar a Panamá. A pesar de la y sus hombres tomaron el fuerte, expoliaron la ciudad y sometieron a su ciudadnos a inimaginables torturas. Y obtuvieron el que se cuenta que es el mayor botín del Caribe, que se repartieron, aunque la mejor parte fue para Morgan, que se retiró a Panamá y disfrutó de su título de caballero y teniente gobernador. Según se lee en las crónicas de la época, «con el vientre agigantado por la hidropesía, abotargado y gotoso», Henry Morgan murió el 25 de agosto de 1688 en Lawrencefield, Jamaica. 

 

Las naves de Errol Flynn y Tyrone Power
Henry Morgan ha sido carne de pantalla y alma de libro. De la cantidad de cintas inspiradas en su figura dos son los títulos más importantes que han puesto en el cine cara al «capitán traidor»: «Captain Blood», de la que se filmaron dos versiones, una en 1924 y otra en 1935, protagonizada ésta última por Errol Flynn (imagen del centro) y en la que compartía plano con Maureen O'Hara. Notable es también la aventurera «El cisne negro» (1942), con un joven y guapo Tyrone Power (imagen superior, quien daba vida a un fiel colaborador de Morgan) que, además del mejor botín, deseaba conquistar a Olivia de Havilland. En la taquillera factoría de «Piratas del Caribe», con Jack Sparrow (imagen inferior) a la cabeza se comenta que Morgan junto su fiel colaborador Bartolomé el portugués podrían haber sido los artífices del código de conducta pirata, extremo que no parece ser del todo cierto, aunque sí es verdad que había unos mandamientos para los filibusteros, pero aún hoy no está claro que salieran de la mano del temido pirata del Caribe.

 

 CURIOSIDAD
La taza de Steinbeck

Salgari retrató las hazañas de este pirata en «El corsario negro», «La venganza» y «Yolanda y Morgan», entre otros títulos. John Steinbeck buceó en la vida del pirata en «La taza de oro», que escribió a los 27 años y cuyo título es el sobrenombre con el que se conocía a Panamá. Por sus páginas desfilan andanzas de juventud y una existencia tan
criticada como temida.