Estreno

«Los viajes de gulliver»: Una película muy pequeñita

Director: Rob Letterman. Intérpretes: Jack Black, Jason Segel, Emily Blunt. Guión: Joe Stillman y Nicholas Stoller, segúnla novela de Jonathan Swift. Duración: 93 min. EE UU, 10. Comedia.

La Razón
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El clásico de Swift consiguió erigirse, además de en incontestable novela para niños, en sátira del orden social que se rinde ante un líder falsario o que aplasta la individualidad sin pedir explicaciones a nadie. Aunque urdidas en la tercera década del siglo XVIII, las alegorías políticas de «Los viajes de Gulliver» son fácilmente aplicables a las crisis socio económicas de la contemporaneidad. Huelga decir que este vehículo de lucimiento para Jack Black evade toda responsabilidad ideológica para quedarse en la piel de la fábula de Swift, que también puede leerse como la historia de un hombre que aprende a entender la diferencia, y en el proceso, entiende lo que le convierte en singular. El personaje que Black lleva desarrollando desde «Alta fidelidad» es, precisamente, el ejemplo de alguien que debe mejorar su autoimagen para conseguir lo que quiere, de manera que el esqueleto de la novela de Swift, aquí reducida a la visita a Lilliput y un breve paseo por Brobdingnag, le sienta como un vestido de novia: fatal. Black abusa de su tendencia al «one man show» y logra convertir en rutinaria la estimulante premisa del texto original. La mecánica de los gags es chusca y previsible, las tres dimensiones sobran y el pretexto romántico es penoso. Sólo nos queda disfrutar el conciso fragmento que traviste a Black en increíble mujer menguante, único/a residente de la casa de muñecas de una niña cruel y malcriada. Lo demás da grima y vergüenza ajena.