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Mi maestro es Hitchcock

Wulf Dorn recupera el psycothriller en «El superviviente»«El superviviente»Wulf Dornduomo448 págs, 20,43 euros

Mi maestro es Hitchcock
Mi maestro es Hitchcocklarazon

Las novelas de intriga psicológica son como el Guadiana, afluyen en tiempo de crisis. Cuando acecha un peligro innominable, cuando las seguridades se tambalean y el temor a la crisis aumenta, reaparece el «psychothriller». Un sub-género cuya premisa mayor es generar angustia y desasosiego en el lector. La catarsis llega con el clímax final, cuando se restablece un cierto orden en el caos. Dos novelas del escritor alemán Wulf Dorn sobresalen en el panorama editorial: «La psiquiatra», de la que se han vendido 300.000 ejemplares en Europa, y ahora «El superviviente», ambas de intriga psicológica y con méritos propios para destacar en el vasto campo de la novela de suspense. Alfred Hitchcock modeló en docenas de películas un género menor en el que el protagonista se siente culpable por un suceso del pasado que lo implica directa o indirectamente en una muerte o un asesinato. «Recuerda» sería el modelo en la que un traumatizado personaje encuentra en el psicoanálisis consuelo, y «Falso culpable» y «Psicosis» dos de sus variantes extremas de trasferencia de culpabilidad. Wulf Dorn es un escritor meticuloso, que plantea con eficacia sus tramas y crea en el lector una creciente sensación de desasosiego a medida que se desarrolla la intriga.

La tensión se respira
El autor de «El superviviente» juega con el género y lo enriquece con aportes de la novela criminal, terror y parapsicología sin abandonar el terreno realista del «thriller» psiquiátrico. La finalidad es crear tensión en el lector y mantener en suspenso las distintas líneas del relato hasta la sorpresa final. Lo esencial en Wulf Dorn es la gradación del misterio; su curiosa forma de mantener el interés del lector mediante la proliferación de personajes enigmáticos y acciones sorprendentes, siempre a un ritmo vertiginoso. Cierto que puede resultar un tanto confusa la acción y desconcertante la intriga, pero en las fantasías de Dorn prima la sospecha por encima de la acción y, sobre todo, se encadenan las casualidades al mismo ritmo que los cadáveres. Su aportación al género gótico ha sido modernizar sus estereotipos hasta el límite de la racionalidad y hacerle «luz de gas» al lector.