Crisis económica

Bjørn Lomborg: «La respuesta política al calentamiento global no funciona»

Para el ambientalista danés, no todo es blanco o negro. «No estoy de acuerdo ni con los que dicen que el calentamiento global es un invento ni con los que aseguran que es el fin del mundo» 

«La respuesta política al calentamiento global no funciona»
«La respuesta política al calentamiento global no funciona»larazon

Le llamo. Está en plena conversación telefónica, así que me pide que lo haga en cinco minutos, que se convierten en diez. Y esto tras un par de días cambiando la hora de la entrevista. Es normal. Desde que aparecieran unas declaraciones suyas en «The Guardian», en las que afirmaba que es necesario invertir 79.000 millones de euros al año para resolver el problema del cambio climático, su teléfono echa humo. Tras su libro «El ecologista escéptico», Bjørn Lomborg ha sido tachado en medio mundo –quizá por el título más que por el contenido– como uno de los mayores negacionistas. Sin embargo, él lo tiene claro: «Siempre he dicho que el calentamiento global es real».

-En «El ecologista escéptico» aseguraba con datos que los problemas medioambientales estaban mejorando. ¿Y ahora?

-¿Me pregunta si continúan mejorando?

-Sí.

-En general, las cosas están yendo mejor. Pero no todo. Obviamente, el calentamiento global no está yendo mejor. Es importante decir que en la mayoría de áreas estamos resolviendo más problemas de los que estamos creando. Los indicadores de bienestar humano están girando en la dirección correcta: vivimos más tiempo, tenemos mejor educación y mayores ingresos.

-Pero en algunos asuntos estamos peor...

-Sí, la biodiversidad es uno de ellos. La contaminación atmosférica y la del agua en los países pobres es realmente un problema. Si eres pobre, lo que te preocupa es qué vas a dar de cenar a tus niños esta noche. Pero si eres rico, puedes darte el lujo de preocuparte por la contaminación atmosférica.

-Tras el libro, fue tachado de escéptico. Usted, ¿cómo se describiría?

-Soy un ecologista escéptico. Siempre he sido escéptico con el enfoque actual que se da al calentamiento global. Siempre he dicho que es un problema real y que la gente está muy preocupada. Pero la respuesta política actual al calentamiento global simplemente no funciona. No funciona políticamente. Lo hemos intentado durante los últimos 18 años transcurridos tras la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, y no hemos logrado reducir las emisiones de carbono. No funciona tampoco económicamente. Los análisis muestran que el recorte de emisiones al estilo Kyoto es demasiado complicado para que salga bien.

-¿Alguna vez se ha sentido negacionista?

-No. En «El ecologista escéptico» dije, como punto de partida, que el calentamiento global es real y está sucediendo. Siempre he dicho eso. Lo que yo desafío es la afirmación de que es el «fin del mundo». En el panorama ambiental actual hay un debate muy enfrentado entre la gente que dice que el calentamiento global no está ocurriendo y los que aseguran que es el fin del mundo. Ninguna de las dos afirmaciones es correcta. Como tenemos un debate tan polarizado, la gente trata de empujar a uno de los dos bandos y muchas, muchas personas, dicen: «¡Oh!, si usted dice algo contrario a lo que dice Al Gore, debe de ser un negacionista». Y si yo he dicho que Al Gore no está absolutamente en lo cierto, entonces debo de ser un negacionista. Ahora, porque sostengo que es necesario gastar mucho más en investigación y en desarrollo de energías verdes, aparentemente debo de ser un partidario de Al Gore, ja, ja. Es una tontería pensar que sólo hay dos puntos de vista respecto al calentamiento global. Yo no estoy de acuerdo con ninguna de las dos posturas, estoy en el medio de las dos. El calentamiento global es un problema real que tenemos que arreglar, pero lo debemos solucionar con inteligencia.

-¿Estas dos posturas son la razón por la cual hay ciudadanos que no creen en los problemas medioambientales?

-La mayoría de la gente en este debate tiene buenas intenciones. Pero de alguna forma los activistas como Al Gore tratan de motivar a la gente asustándola. Oímos mensajes alarmantes sobre el cambio climático y el aumento del nivel del mar, la desaparición de osos polares, etc. El problema es que no siempre se puede asustar a la gente, ya que acaban desconectando. Dicen, «oh, he oído suficiente». Motivar a las personas con miedo puede ser una forma de llamar la atención a corto plazo, pero no funciona con el tiempo.

-Creo que es la primera vez que aconseja invertir 100.000 millones de dólares (79.000 millones de euros) al año para resolver el calentamiento global. Pero, sostiene que no es el fin del mundo.

-No es la primera vez que lo digo. En 2008, el Consenso de Copenhague, el laboratorio de ideas que fundé, publicó los resultados de un análisis coste-beneficio de gran alcance que daba solución a 10 de los problemas más apremiantes del mundo. Además del calentamiento global, se analizaron la desnutrición, el agua potable, la malaria y el terrorismo. Los expertos concluyeron que los recortes directos de carbono resultan muy ineficaces. El enfoque de Kyoto no es la única salida. En 2009, convocamos a otro grupo para que analizara posibles soluciones al cambio climático más allá de simplemente reducir las emisiones de CO2. El Consenso de Copenhague del Clima (entre ellos tres premios Nobel) identificó varios enfoques que eran viables económicamente y que pueden tener un impacto mayor y más rápido. Las más prometedores: potenciar el I+D de tecnologías verdes y la geoingeniería.

-¿Pagarían los sectores más contaminantes o también los ciudadanos?

-Podría provenir de muchas fuentes. La mayoría de los economistas sugiere aplicar un impuesto sobre el carbono, obligando a pagar en función del daño hecho. Los últimos estudios demuestran que se trata de unos 7 dólares por tonelada de CO2 emitida extra. Si todo el mundo aplicara este impuesto, se obtendrían unos 250.000 millones de dólares. Pero el nivel actual de impuestos sólo asciende a unos 6 centavos de dólar por galón de combustible, lo que no va a hacer que la gente deje de consumir combustibles fósiles.

-Me decía que había que potenciar el I+D de energías verdes. ¿La nuclear es verde?

-No es muy útil atorarse en si es o no verde. El problema con la nuclear es que, de lejos, resulta más cara que el fuel. Y además, tenemos el problema con el almacenamiento de los residuos y la posibilidad de que esta fuente pueda ser utilizada como arma.

-¿Se definiría como pronuclear?

-Ahora no deberíamos invertir mucho en construir nucleares, sino que deberíamos estar invirtiendo en I+D. En mi film «Cool It», que se lanzará en noviembre, nos fijamos en la evolución de las de próxima generación (las de cuarta), que pueden producir energía más barata y corrigiendo los problemas de seguridad y almacenamiento actuales.

-Al principio, a los reactores se les daba un período de operación de entre 25 y 40 años. Hoy, 60. ¿Hasta qué edad se podría aumentar su funcionamiento sin que suponga un problema de seguridad?

-Si estamos hablando de los que están ya construidos en Occidente, resulta relativamente barata su operación y se caracterizan por producir energía más barata que con los combustibles fósiles. Su ampliación no plantea problemas de seguridad adicionales, ya que ya nos hemos comprometido con el almacenamiento de residuos y estamos intentando resolver su proliferación. Por ello, ampliar su operación tiene sentido.

-¿Qué renovable le gusta más?

-Necesitamos investigar todas las tecnologías, no se sabe en cuál se darán los mayores avances.

-¿Cree que Rajendra Pachauri debería seguir siendo la voz principal del IPCC?

-El jefe del IPCC no es el factor más importante. La organización, aunque es muy buena, necesita una reforma.

-Dígame tres mentiras del cambio climático.

-Creo que la desinformación y las exageraciones son problemas mayores que las mentiras descaradas. La primera que le sugeriría sería la afirmación de aquéllos que no creen en el calentamiento global porque la presencia del CO2 en la atmósfera es muy pequeña, y que, por ende, no puede tener ningún impacto sobre las temperaturas. La evidencia es abrumadora. Hay una conexión directa. Aunque las emisiones de CO2 son «sólo» el 0,035 por ciento, lo cierto es que juegan un papel esencial en el calentamiento global. La segunda sería la afirmación hecha por personas como Al Gore que dicen que el nivel del mar podría subir seis metros o más. Esto simplemente no es verdad. El IPCC dice que los modelos indican un aumento del nivel del mar de 18 a 59 centímetros durante este siglo, la estimación más común es 30. Nos tenemos que encargar de esto, pero no es aterrorizante ni espeluznante –30 cm es lo que el nivel del mar subió en los últimos 150 años. La tercera desinformación es la de que el enfoque actual de luchar contra el calentamiento global está funcionando, y de que lo que falta es «voluntad política». En realidad, el modo de abordar el recorte mundial de carbono –que hemos seguido durante casi 20 años– es deficiente. Es deficiente económicamente, porque los impuestos al carbono a corto plazo van a costar una fortuna y harán poco. Es deficiente políticamente, porque las negociaciones para reducir las emisiones de CO2 son conflictivas. Y es deficiente tecnológicamente, ya que no asegura que la energía alternativa esté en marcha para acabar con la dependencia de carbono.

-¿Cuál es el mayor problema ambiental?

-Identificar el mayor problema no ayuda tanto como identificar cuáles son las mejores soluciones a los problemas que tenemos. La gente está preocupada por hacer las cosas correctas para asegurar que el planeta que dejemos a la próxima generación sea mejor. Si quieres saber cuál es el mayor problema medioambiental hoy, no es el que piensas –calentamiento global–, sino la contaminación del aire de las ciudades, que mata a 1,4 millones de personas cada año.

-¿Qué hace por el planeta?

-La verdad es que lo que podamos hacer los individuos no tiene un gran impacto sobre el calentamiento global. Ése es el papel de los gobiernos. Pero le diré que voy en bici por Copenhage y que he sido vegetariano toda mi vida.