Nueva York

Guerrero no sale de Granada

La salida de las obras del centro dedicado al artista está paralizada. Los herederos, cansados de batallas políticas, ponen fecha: final de este año

Centro Guerrero en la calle Oficios
Centro Guerrero en la calle Oficioslarazon

Se oyen los truenos en Granada y la ciudad retumba, aunque el sol también se deja ver un poquito mientras el reloj impone su ley inmisericorde. Los camiones preparados para transportar las sesenta obras que de José Guerrero alberga el centro dedicado al artista en la ciudad no cargarán mañana porque la salida de las piezas ha sido, de momento, aplazada. La burocracia ha jugado a favor de la permanencia (de momento, subrayémoslo una vez más) del legado del pintor expresionista abstracto que vivió tantos años en Nueva York y la posibilidad de que la Diputación se enfrentara a una cuantiosa multa entre 150.000 y 300.000 euros ha detenido el destierro pictórico. ¿El motivo de la sanción? Sacar de la Comunidad Autónoma andaluza fondos pertenecientes a un museo y disolver un centro, según se recoge en la Ley de Museos de Andalucía de 1984.


Sin dirección ni destino
La Diputación de Granada, de quien depende el Centro Guerrero, tenía que haber pedido ese permiso de traslado que no se ha solicitado y que de hacerse tardará hasta seis meses. En el caso de que la obra abandonara la ciudad, la Diputación sería sancionada por infringir un precepto legal. Su artículo 18 lo especifica claramente: «Los fondos de los museos de competencia autonómica no podrán salir de Andalucía sin la autorización de la Consejería de Cultura». Todo estaba dispuesto para que el material partiera entre el 13 y el 19 de diciembre. Las cajas para embalar, más grandes unas, más pequeñas otras, aguardan una dirección y un destino (así como el nombre de la persona que las reciba) que deberá facilitar la familia Guerrero en su momento y que el gobierno local, según Asunción Pérez Cotarelo, diputada de Cultura de la Diputación de Granada, confirmó el viernes, aún no se ha recibido. La familia de José Guerrero, su hijo Tony y su yerno Josep Aubert (el marido de Lisa, la hija del artista, que falleció el pasado año), alberga la esperanza de que la obra de su padre no abandone la calle Oficios con destino a Madrid, aunque, a pesar del aplazamiento, parece ser ya demasiado tarde para dar marcha atrás. Según Aubert, «el asunto está prácticamente cerrado. Es una situación que nos ha causado una enorme tristeza y que nos resulta deprimente porque jamás hemos pedido ningún tipo de contraprestación. No queremos que los lienzos se muevan de donde están pero hemos esperado demasiado tiempo. Estamos cansados», comenta el yerno de José Guerrero. Desde el extinto comité asesor el aplazamiento de la salida no inspira a sus miembros la menor confianza en que las obras finalmente se queden donde están. Es una batalla, dicen, de la política contra el arte.

Durante el último año y medio, el cruce de cartas entre las administraciones locales y la familia no ha ido a mal ritmo, aunque el entendimiento inicial se hizo diálogo de sordos cuando se cumplió el periodo de diez años por el que estaban cedidos los cuadros mediante un contrato por el que la familia cedía a la Diputación las obras por un tiempo sin contraprestación económica alguna. La relación con la Diputación se ha ido enmarañando hasta darse de bruces con una entidad de nuevo cuño, la Fundación Granadina de Arte Contemporáneo. El diálogo se rompió entonces.

Las voces en contra para que las obras permanecieran en su lugar y las adhesiones para no tocar el legado parece que han hecho mella en el ánimo de presidente de la Diputación, Antonio Martínez Caler. Pintores, profesores, estudiantes, ciudadanos de Granada en definitiva, han mostrado su solidaridad con el centro a diario y su rechazo a los planes de la Diputación. La lista es interminable: de Manuel Borrás, editor de Pre-Textos, a Vicente Todolí, ex director de la Tate Modern, pasando por casi todos los responsables de museos de España; críticos e historiadores como Kevin Power, José Antonio Álvarez Reyes, Valeriano Bozal y Francisco Jarauta; artistas de la talla de Cristina Iglesias, Chema Madoz, Juan Uslé, Frederic Amat, Victoria Civera, Carmen Laffón y Soledad Sevilla; y galeristas como Carles Taché, Juana de Aizpuru, Pepe Cobo, Magda Bellotti, Rafael Ortiz y Soledad Lorenzo a la cabeza han estampado su firma. El Comité Internacional de Museos y Colecciones de Arte Contemporáneo (Cimam) envió días atrás un comunicado de adhesión. La nómina es interminable.


Una nueva fundación
El clamor popular, incrementado en las dos últimas semanas, ha hecho que los responsables políticos se hayan abierto a un diálogo que finalmente podría, aseguran los más optimistas, dejar las obras de José Guerrero en España. La Plataforma por el Centro Guerrero mantuvo el jueves una reunión con el delegado de Cultura de la Junta de Andalucía, Pedro Benzal, quien tomó nota de las propuestas presentadas y se mostró dispuesto a mediar para que las obras no abandonen su entorno. Para el artista Joaquín Peña-Toro, uno de los portavoces de la citada Plataforma, «es necesario abrir un nuevo proceso de negociación con la familia que garantice que las obras no se van a mover de Granada. Queremos una fundación que se rija por el Código de Buenas Prácticas en la que se realicen las actividades que ha venido acogiendo el centro y que aloje la colección. Creemos que han tomado nota, ya veremos», y adelanta que el próximo miércoles habrá un encuentro de la Plataforma con Pérez Cotarelo en su despacho situado en el Palacio de los Condes de Gabia. De momento, las obras no abandonarán Granada.



El detalle
VIAJE A UN GUARDAMUEBLES

El 13 de junio de 2000 se inaugura en Granada el Centro Guerrero en la calle Oficios (fotos 2 Y 3), que se convertirá en una de las instituciones culturales más vivas de la capital. El edificio lleva la firma del arquitecto Jiménez Torrecillas. Sus espectaculares cristaleras tienen vistas a la catedral. El legado de José Guerrero está formado por 60 obras, 40 lienzos de gran tamaño y 20 obras sobre papel con un precio de 8 millones de euros. Tras cumplirse el periodo de cesión (el contrato estipulaba diez años), surgen fuertes desavenencias entre la Diputación de Granada y los herederos de José Guerrero, que ven traicionado el espíritu con que se creó el centro al querer reconvertirlo en una sala de exposiciones para la obra de artistas locales. La salida de los cuadros con destino a un guardamuebles en Madrid pende de un hilo. La familia esperará hasta el 31 de diciembre.