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Rita Barberá: «Es momento de ser austeros pero no abandono los grandes eventos»

Rita Barberá (Valencia, 1948) afronta su sexto mandato. En las últimas elecciones obtuvo el 56,67 por ciento de los votos y 21 concejales ¿Hasta qué punto se fía de las encuestas? -Me han enseñado que reflejan sólo un momento en concreto. Hay gente que esconde el voto. Ya veremos.

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–En esta campaña se la ha visto muy cerca del presidente Camps.
-(interrumpe) Como siempre.

-Da la impresión de que ahora un poco más.
-Porque un día coincidió que teníamos tres actos juntos en Valencia. La proximidad y la confianza mutua son muy positivas.

-¿Qué le va a pedir si sale reelegido?
-Trabajamos como un auténtico equipo. La Generalitat ha hecho una apuesta espectacular por Valencia, y hablo no sólo la Ciudad de las Artes y las Ciencias, sino del metro y muchas otras cosas. Ahora creo que deberíamos hacer un plan sobre centros escolares. 

-¿Usted se conformaría con mantener el número de concejales?
-Creo que eso ya es mucho (ríe) ¿Cómo que si me conformo? Ya lo creo. Se ha llegado a un techo que agradezco a todos los valencianos.

-Se la conoce conservadora a la hora de formar equipo, pero no tanto como para no cambiar concejalías. Adelánteme alguna sorpresa en este sentido.
-La renovación se produce con normalidad. Si cuento con el mejor equipo, ¿por qué tengo que cambiarlo? Por aquí han pasado presidentes de la Generalitat, delegados de Gobierno, directores generales de la Policía... Todos se han formado en esta escuela. Aquí aprendemos a gobernar. 

-¿Alguna Concejalía en la manga?
-Tuvimos la primera Concejalía de Empleo, la de Turismo…(hace una pausa y echa la vista atrás). Lo que hicieron los socialistas con el turismo de esta ciudad fue… Es nuestra gallina de los huevos de oro y el PSOE destrozó las posibilidades que teníamos. (Recupera el hilo de la pregunta). Hemos creado la de Innovación y la de Cambio Climático, así que creo que estamos innovando mucho.

-¿Le gustaría que se rompiera el bipartidismo en el hemiciclo?
-Bueno, depende, aunque siempre es mejor una mayor participación.

-¿Ya tiene pensado cómo va a celebrar la victoria?
-Voy a celebrar mi santo (vuelve a reír). Santa Rita es la patrona de los imposibles y de la Administración Local, ergo, la Administración Local puede ser un imposible. Primero veamos los resultados, y luego ya hablaremos de celebraciones.

-¿Alguna estrategia frente a Joan Calabuig?
-No. Creo, de verdad, que con él podré dialogar más. Los que conocen mi trayectoria política, saben que yo me he llevado bien con los políticos de la primera época de Les Corts, con la gente de Lerma. De hecho, hay algunos que nos consideramos amigos. Aquí, (en el Ayuntamiento) ha sido imposible. No sé si la impronta de determinadas personalidades ha supuesto un trato muy duro (no quiere decir nombres). En este hemiciclo ha habido muchos insultos, y actitudes durísimas y salir de ahí y pretender que no ha pasado nada… Cuando algún concejal de la oposición se mete con mi familia, me callo y me aguanto, pero no se me olvida. 

-Con el anterior delegado del Gobierno (Ricardo Peralta) las relaciones eran tirantes, pero con la actual (Ana Botella) son prácticamente inexistentes.
-No sé lo que pasa. La valedora del señor Peralta era la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que tuvo una actitud hacia la Comunitat Valenciana absolutamente crispada. Y eso parece que ha creado escuela. Creo que la señora Botella está haciendo un uso partidista de una institución que es «de todos» y parece que sea sólo la delegada de Gobierno de su grupo. Es una relación tan inexistente. Es que ni siquiera se ha pasado por aquí desde que la nombraron.

–Tampoco hay buena sintonía con varios miembros del Gobierno central. La tensión con la ministra Elena Salgado ¿de dónde procede?
-No tengo ni idea, yo lo único que sé es que la marina está prácticamente paralizada y es por culpa del Gobierno. Que un jefe de gabinete lleve más de un año sin cogerle el teléfono a la alcaldesa de la tercera ciudad de España, es intolerable.

-Esta campaña se ha centrado en tres ejes: Innovación, formación y turismo, pero se la oye poco hablar de grandes eventos.
-No, no. Yo no he abandonado los grandes eventos, pero estamos sumidos en una crisis tremenda, a la que no se le ve una salida inmediata. Es momento de ser austero, racional y estar en «stand by» respecto al tema, pero eso no quiere decir que abandonemos, ni muchísimo menos. Digamos que los hemos aparcados hasta que haya mejores circunstancias para buscar esas posibilidades de inversión que van a traer mucho más turismo. No he renunciado al parque temático de Ferrari. Comprendo que quien tiene que invertir, que es la iniciativa privada, prefiera esperarse.

-¿Y cuánto tendrá que esperar la dársena?
-El problema debe solventarse cuanto antes.

-Ha prometido en reiteradas ocasiones que no habrá un ERE en el Ayuntamiento.
-No, no habrá ERE.

-¿Y si le vuelvo a preguntar en un año?
-Pues le volveré a contestar lo mismo. Es que soy el político que más contesta a todo ¿sabe? (ríe de nuevo). No huyo de nada, me someto a todas las preguntas.

-Pues dígame, ¿le gusta el modelo de televisión de Canal 9?
-No la veo mucho.

-¿Cuál ha sido la promesa que más le ha dolido no poder cumplir?
-Me duelen y me matan el Cabanyal y la marina. ¡Si es que he cumplido hasta con lo de Jesuitas!

–Algunos vieron en la permuta del solar un golpe de efecto electoralista.
-¡Caramba! ¡¿no me diga?! ¡Después de veinte años de negociaciones! Mire, sólo había dos personas que estaban al tanto de las conversaciones, el concejal de Urbanismo y yo. Y el presidente Camps, claro. Nadie más. Para desmentir la acusación de efecto electoral sólo tiene que ver cuántos proyectos de hoteles presentaron ¡Al menos seis! Lo que ocurre es que la izquierda está tan instalada en la negación, que le da hasta rabia que se solucionen las cosas. ¡Como que si lo hubiera tenido antes, lo hubiera guardado! Me parece increíble. Bueno, mientras sigan así, seguirán alejados de la realidad.

-A menudo saca a relucir su pasado como periodista...
-(interrumpe) Es que me encanta.

-¿Y a quién le hubiera gustado entrevistar?
-A Henry Ford, por ejemplo. Pero después de lo que he visto y he vivido, las que más me han emocionado han sido personas irrepetibles, como Julián Marías, como Francisco Grande Covián o Vargas Llosa. Es que cuanta más grandeza intelectual, más naturalidad y sencillez tienen para explicar las cosas.

–Ronda por ahí una porra oficiosa sobre si esta será su última campaña.
-¡Pues que siga el morbo!

-¿No está cansada?
-¿Usted me nota cansada? ¡Si es que algunos periodistas ya me querían echar hace tres campañas!

Un cierre de campaña accidentado
Lleva la mano izquierda vendada debido al agarre efusivo de un militante. Daños colaterales de un mitin con Rajoy. «De aquí me voy al hospital, que me duele mucho», decía ayer durante el balance de campaña que ofreció a la prensa. A Rita Barberá aún le quedaba la visita al Mercado Central, su terreno. Allí se dio un baño de masas de esos que tanto gustan a todo político. Los nervios iban por dentro. Y las dudas. Porque las encuestas dirán lo que sea, que en este caso es que el PP repite éxito, pero la protesta popular que inunda desde hace días las calles de todo el país invalidan las apuestas previas ¿Casualidad? La alcaldesa no da puntada sin hilo, así que ayer dijo que ella lo tenía claro, que el Gobierno central estaba detrás de todo esto. «El día 14 en Valencia, Zapatero anunció una sorpresa y ¿cómo se llama el movimiento? 15M. Yo no sé si se refería a esto o a que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) iba a reflexionar el próximo jueves. No lo sé, pero ahí está, anunció una sorpresa y a lo mejor había dos». Pero sobre las informaciones en las que «The New York Times» atribuye las protestas a la «corrupción de los partidos políticos» y pone como ejemplo el caso del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, Barberá dijo que no habla inglés y, por tanto, no lee ese periódico estadounidense.