Países Bajos

Los liberales holandeses buscan socios de Gobierno

La atomización del nuevo Legislativo hace muy difícil la formación de una coalición de Gobierno estable.

Geert Wilders, líder de la extrema derecha xenófoba holandesa, celebra los buenos resultados de su partido, que ha sumado 15 escaños más
Geert Wilders, líder de la extrema derecha xenófoba holandesa, celebra los buenos resultados de su partido, que ha sumado 15 escaños máslarazon

Tras una noche electoral de infarto, los liberales de derechas (VVD) se impusieron por la mínima a los laboristas (PvdA). El regreso al recuento manual prolongó más de lo previsto el escrutinio de las elecciones generales celebradas en Países Bajos el miércoles. Al final el VVD sumó 31 escaños (diez más que en 2006), uno más que el Pvda, que pierde tres escaños.

Mark Rutte, que salvo sorpresa de última hora será el primer liberal en encabezar el Gobierno desde 1912, no se atrevió a proclamar su victoria hasta bien entrada la madrugada de ayer, puesto que los resultados de su partido eran seguidos muy de cerca en el escrutinio por los de sus rivales en las urnas, los socialdemócratas de Job Cohen. Mientras que los liberales de derecha han ganado diez escaños respecto a los comicios de 2006, los laboristas de Cohen han perdido tres.

Todos los analistas coincidían ayer en que ambas formaciones tendrán que limar sus importantes diferencias para poder formar Gobierno. Una tarea más compleja si cabe debido al fuerte avance de la extrema derecha islamófoba de Geert Wilders, que ganó 24 escaños superando todas las previsiones de los expertos.

El líder del Partido para la Libertad (PVV), Geert Wilders, que ha ganado finalmente 15 escaños respecto a los comicios anteriores, se proclamó nada más conocer los primeros resultados en el «vencedor real» de las elecciones. Wilders reclamó ante sus seguidores formar parte del futuro Gobierno al haberse convertido en tercera fuerza política del país. De lo contrario, dijo, «el futuro Ejecutivo sería antidemocrático».

Frente a la euforia de los ganadores, destacó la decepción de los democristianos del CDA, liderados por el primer ministro en funciones, Jan Peter Balkenende, que consiguieron apenas 21 escaños frente a los 41 de 2006.

La fragmentación de la nueva Cámara dificulta la formación de una coalición de Gobierno estable. Numéricamente, Rutte podría gobernar en mayoría con dos coaliciones contrapuestas. Por un lado, una coalición de centro-derecha formada por liberales de derecha, democristianos y el partido antimusulmán, que juntos alcanzan una ajustada mayoría de 76 escaños, el mínimo necesario en un Parlamento compuesto por 150 asientos.Por el otro, repetir un Gobierno «púrpura» en el que los liberales de derecha se asocien con los laboristas y obtengan una mayoría holgada de 81 escaños con el apoyo de los demócratas de izquierda (D66) y de los verdes.

Una alianza del centro-derecha es complicada, porque probablemente los democristianos, inmersos en una crisis de liderazgo tras la dimisión de Balkenende, pueden tener reparos para gobernar tras una derrota en las urnas, pero también porque la presencia de Wilders en el Gobierno es un factor desestabilizador a causa de las posturas radicales de este partido respecto al Islam. La coalición «púrpura» también es delicada, porque laboristas y liberales tendrían que limar sus diferencias en cuestiones económicas.