Londres

El eterno pleito con la familia del barón

El eterno pleito con la familia del barón
El eterno pleito con la familia del barónlarazon

Madrid- «La esclusa» de Constable estaba colgado en uno de los salones de Villa Favorita, la residencia del barón Thyssen en Lugano, Suiza, donde había instalado su colección antes de que viniese a España. El cuadro ha pasado a otras manos después de que la multimillonaria subasta de ayer en Londres porque, según anunció Carmen Thyssen, su viuda y quinta esposa, el pasado 29 de mayo, necesita dinero. «La crisis es para todos», dijo. Esta idílica mansión a orillas del lago que da nombre a la ciudad podría pasar a otras manos si alguien está dispuesto a pagar los más de 20 millones que pide su actual propietaria. ¿Se viene abajo el mundo de los Thyssen? La verdad es que desde la muerte del barón en 2002, el resto de la familia ha vivido un enfrentamiento directo con su viuda. Primero fue el pleito que mantuvo con el primogénito, Georg Henrich, hasta que se selló el misterioso «pacto de Basilea» para repartirse las propiedades de magnate. La herida no se cerró y las escaramuzas no han cesado, sobre todo con Francesca de Habsburgo, hija de la tercera esposa del barón, también aficiona al arte, pero al contemporáneo, y diletante por cuna. Incluso intentó que el Museo Thyssen de Madrid tuviese una programación de arte más radical. Carmen Thyssen lo impidió. Como miembro del Patronato de Museo Thyssen, Francesca ha intentado bloquear por todos los medios las venta del Constable sin compadecerse de los apuros de liquidez de la baronesa. Primero envió una carta al ministro Wert; finalmente el golpe de efecto ha sido la dimisión de Norman Rosenthal, que entró en dicho organismo en 2002 a petición de la hija del barón. En esta subasta no hay nada anormal: Carmen Thyssen tiene derecho a vender el 10 por ciento de su colección privada, aunque ahora está prestada gratuitamente al Estado (el Constable supone el 4,5%). Ella descarta que más obras sean vendidas; Francesca lo pone en duda.

 

DE CERCA
El otro gran pleito que mantiene Carmen Thyssen es con su propio hijo Borja. No sólo le reclama dos cuadros, sino que aspira a la herencia, aunque sabe que su madre se acoge a las leyes suizas y no le corresponde la legítima