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Los rebeldes toman el palacio de Gadafi

Ayer al atardecer los rebeldes conseguían finalmente penetrar en Bab al Aziziya, el complejo residencial fortificado de Gadafi, después de más de 24 horas de duros combates a las puertas del mismo. Los revolucionarios han conseguido alcanzar al coronel en su escondite, tal y como dijo él que haría con las «ratas» rebeldes el pasado febrero, cuando comenzó la revuelta

Los rebeldes lograron ayer entrar en el complejo de Bab al Aziziya y destruyeron una de las estatuas doradas de Muamar Gadafi
Los rebeldes lograron ayer entrar en el complejo de Bab al Aziziya y destruyeron una de las estatuas doradas de Muamar Gadafilarazon

De esta forma se hacía realidad un sueño de los rebeldes, a los que la cadena árabe Al Yazira mostraba celebrando dentro de los muros del complejo, en la misma localización donde Gadafi solía ofrecer sus discursos desafiantes.

Poco antes, en Bengasi, un combatiente admitía a LA RAZÓN que pensaba que jamás lo conseguirían, que no tenían las armas suficientes para irrumpir en el complejo fortificado del dictador. Pero la OTAN habría una vez más ayudado a los rebeldes bombardeando Bab al Aziziya ayer, aunque la Alianza no lo confirmaba y repetía, como lo ha hecho muchas veces en los pasados meses, que Gadafi no era un objetivo.

Regresa la alegría a Bengasi

No obstante, la Alianza aseguraba que su misión no ha terminado y que seguiría bombardeando al régimen si es necesario, al mismo tiempo que decía no saber dónde está el coronel. En Bengasi se especula que podría estar escondido en los búnkeres subterráneos de Bab al Aziziya o que podría haber huido por los túneles que desde el complejo conducirían incluso hasta la frontera con Chad. Pero el paradero del tirano ya no parece importar y la capital rebelde celebraba anoche una nueva victoria, con disparos al aire, explosiones y el canto de las mezquitas dando las gracias a Alá. La alegría regresaba a Bengasi después de un día de decepciones y silencio institucional, después de que la noche anterior reapareciera el hijo de Gadafi, Saif al Islam, en Trípoli desmintiendo las informaciones de que había sido capturado por los rebeldes. El Consejo Nacional Transitorio había confirmado que Saif estaba en sus manos y ayer no ofrecía ninguna explicación oficial, mientras se rumoreaba que el hijo del coronel podría haber sido liberado a cambio de dinero, por equivocación de los rebeldes o gracias a la ayuda de espías de Gadafi infiltrados entre ellos. Aun así, no había rastro ni de él ni de ningún miembro de la familia cuando los revolucionarios irrumpieron en el palacio presidencial.

Pero la guerra todavía no ha terminado y los combates siguen en varias zonas de la capital, que no está todavía bajo el control de los rebeldes y un miembro del CNT admitía a este periódico que puede ser cuestión de días, o incluso de semanas. Ayer el Gobierno rebelde se mostraba más cauteloso que el día anterior después del incidente de Saif y sospechando que el coronel todavía puede tener algún as en la manga. La noche anterior sus fuerzas lanzaban misiles SCUD desde Sirte, ciudad natal de Gadafi, en la que todavía no ha habido ningún conato de rebelión. Quizás ésta sea la última base del régimen y la última batalla que tendrán que luchar los rebeldes, que se dirigen rápidamente en esa dirección después de haber desbloqueado el frente este, tras semanas de estancamiento.

El Ejército revolucionario tomaba ayer el enclave petrolífero Ras Lanuf, tal y como aseguraba a LA RAZÓN su portavoz, Omar Ahmed Bany, con la intención de despejar el camino hacia la capital, por el que se encontrarán con Sirte. Anoche la televisión árabe Al Yazira informaba de que las tribus de la zona estaban dispuestas a negociar una rendición para evitar un baño de sangre, que es lo que se teme que aún pueda tener lugar en Trípoli, hacia donde se dirigen miles de combatientes desde todos los bastiones rebeldes del país, incluido Bengasi, desde donde cada noche cientos de combatientes embarcan rumbo a una capital casi libre.

Final «ineluctable»

Los presidentes de Francia, Nicolas Sarkozy, y de Estados Unidos, Barack Obama, acordaron ayer mantener el esfuerzo militar «en apoyo de las autoridades libias legítimas tanto tiempo como sea necesario», hasta que Muamar Gadafi y sus fuerzas entreguen las armas. Sarkozy y Obama mantuvieron ayer una «larga» conversación telefónica y, según un comunicado de la Presidencia francesa, mostraron su satisfacción por los «avances decisivos logrados en los últimos días por las fuerzas del Consejo Nacional de Transición» y opinaron que el final del régimen de Gadafi «es ineluctable y está próximo».

Ambos mandatarios expresaron que el objetivo es edificar ahora una «Libia nueva, democrática y pluralista», para lo cual será útil la organización en París de una conferencia internacional.


El tirano dice que resiste en Trípoli
El dictador libio está vivo y en Trípoli. En una comunicación telefónica rocambolesca, Gadafi aseguró ayer a su amigo y presidente de la Federación Internacional de Ajedrez, el ruso Kirsan Iliumzhinov, que no tiene intención de abandonar el país. «Estoy sano y salvo. Me encuentro en Trípoli y no tengo intención de abandonar Libia. No se crean las informaciones falsas de las televisiones occidentales», dijo Gadafi. Iliumzhinov precisó que, junto al dictador, se encuentra uno de sus hijos, Mohamed, quien el pasado lunes logró escapar de las fuerzas rebeldes que lo retenían. Al parecer, el ajedrecista ruso conversó también brevemente con Mohamed sobre los combates. Iliumzhinov, quien hace unas semanas viajó a Libia para jugar una partida de ajedrez con Gadafi, subrayó que el dictador se mostró confiado en la victoria. «Estoy seguro de que venceremos», expresó Gadafi.