Asia

Katmandú

La crónica anunciada de una escalada mortal

Varias personas permanecen en el campamento base de la montaña Manaslu, de 8.156 metros de altitud en Katmandú (Nepal)
Varias personas permanecen en el campamento base de la montaña Manaslu, de 8.156 metros de altitud en Katmandú (Nepal)larazon

Situado en el Himalaya de Nepal, el Manaslu, con sus 8.163 metros de altitud, es la octava cima más alta del mundo y uno de los ochomiles más peligrosos. Manaslu es una palabra de origen sanscrito que significa espíritu o alma y recoge la tradición de los nativos que, como en otras partes del Himalaya, hace de muchas de estas cumbres el lugar donde moran sus dioses. En realidad, como varias de este prestigioso club que engloba a las catorce montañas más altas de la Tierra, podría decirse que la ascensión del Manaslu es sencilla pero peligrosa. Los factores objetivos de la ruta normal del Manaslu, que transcurre entre grietas, seracs, puentes inestables de nieve y otros, no menos importantes, como los aludes y los cambios bruscos de tiempo, hacen que tenga uno de los factores de riesgo (es decir la relación existente entre los alpinistas que ascienden a su cima y los que fallecen) más altos de los catorce ochomiles. Estadísticamente hablando, el Manaslu es la cuarta montaña más letal del Himalaya. Por ello este accidente, que va a ser uno de los más importantes en la historia del alpinismo, parece la crónica de una tragedia anunciada. Ya en 1972 quince alpinistas japoneses y nepalíes murieron al ser alcanzados por una gran avalancha. He oído a muchos alpinistas relatar el miedo que se siente al tener que atravesar el itinerario que lleva al último campamento desde el que se ataca la cima. Por ello, hace unos días hablando del Manaslu comenté la fatal circunstancia que se estaba dando en esta montaña. La arbitrariedad de las autoridades chinas –que quieren impedir a toda costa que los extranjeros relaten de primera mano la represión desatada en Tíbet– ha llevado a cerrar la frontera tibetana, lo que ha obligado a muchas expediciones que tenían como objetivo el Shisha Pangma o el Cho Oyu, a trasladarse al Manaslu. Más de 400 personas abarrotan el campo base, lo que lleva a la aglomeración de la ruta de ascensión (como ha ocurrido esta primavera en el Everest) y de los diferentes campamentos. Si a este hecho sumamos la alta probabilidad de aludes y cambios bruscos de tiempo, la probabilidad de que ocurriera un suceso de proporciones trágicas estaba servido. Este accidente, y las imágenes de esta primavera con los alpinistas haciendo cola en el Everest deberán hacernos reflexionar. En principio, a las autoridades de Nepal, que cambiaron la norma de dar sólo un permiso por ruta, buscando el ingreso de divisas a toda costa. Y en segundo a las agencias, que ven en algunos turistas arriesgados una fuente de ingresos sin tener en cuenta la seguridad. El alpinismo es una actividad peligrosa y cada cual debe ser consciente del riesgo que acomete cuando emprende una ascensión a una montaña de esta altitud, pero acumular personas no puede llevar más que a la catástrofe. Es una cuestión estadística. Y, tarde o temprano, volverá a repetirse.