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Sexo droga y marisco

La Razón
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El sexo, la droga y el marisco son los grandes afrodisíacos de la opinión pública. Una información que cuelgue de los tres ganchos de esta espetera se convierte automáticamente en bombazo. Y no son los medios de comunicación –pese a las críticas– los que esparcen el morbo como si fueran un botafumeiro, no. El morbo ya anda solo por las esquinas, por la barra de bar. Los 1,5 millones de euros del «fondo de reptiles» que se ha llevado el chófer del ex director general de Trabajo no es lo más escandaloso de este monumental escándalo de los ERE fraudulentos. En esta trama hay 188 personas que aparecen irregularmente en pólizas de prejubilación, el dinero transferido sin procedimiento administrativo para ERE y subvenciones a empresas ronda los 700 millones – 1.000 millones contando intereses y partidas fuera de cobertura presupuestaria–, y hay algunos empresarios de la órbita socialista que han dado pelotazos siderales: la red de empresas del hijo del alcalde socialista de El Pedroso, José Enrique Rosendo, recibió 13 millones de euros. Sin embargo, la coca, las fiestas y las copas en las que Guerrero y su chófer se pulieron gran parte del dinero defraudado le ha puesto al caso el gigantesco anuncio de neón, la gran caja de resonancia. Para escarnio de la Junta y para que a pie de calle la gente se ponga a hacer ganchillo con sus propias tripas.

La mariscada de Torrijos y Mellet en Bruselas no ha sido lo más grave del «caso Mercasevilla», que saltó a la luz al trascender unas grabaciones en las que la cúpula de la lonja pública exigía a los empresarios del Grupo La Raza una comisión de 450.000 euros a cambio de recibir una subvención de 900.000 para una escuela de hostelería. Pero llegó la foto en la que se salían vivas las ostras y las cigalas de tronco, a todo trapo y a todo color, y Torrijos y sus socios socialistas en el Ayuntamiento hispalense marcharon fúnebremente hacia las elecciones municipales.

Lo más grave que ha ocurrido en el Consejo Audiovisual tampoco ha sido el marisco y el coñac Luis Felipe con el que algunos consejeros socialistas regaron animados encuentros a cargo del erario público. En el mismo momento en el que se producían las mariscadas, el responsable de surtir los datos para los informes de pluralismo cobró más de un millón de euros a pesar de incumplir todos los plazos y hacer un trabajo propio de Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio. Pero llegaron los albaranes con cubatas, ostras y nécoras y... (pongan el sonido de cualquier deflagración de bombona de butano).

¿Lo más grave que ha hecho un alcalde ha sido malversar 3.000 euros de dinero público en un día de farra junto a unos amigos? No, pero resulta que el ex alcalde de Valverde los 3.000 euros se los gastó en putas. Dicho esto, no es que los árboles (la coca, las putas, las mariscadas) no nos dejen ver el bosque, sino que los árboles han contribuido a ver, a detonar, estos grandes bosques de corrupción.