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Contaminantes emergentes

La presencia de restos de fármacos aumenta en los ríos y acuíferos por diversas causas derivadas de la actividad humana. Estos compuestos pueden ocasionar daños graves en la salud y en el medio ambiente. Varios grupos de investigadores y empresas como Acciona buscan, a través de membranas combinadas con nanofiltración, acabar con este problema 

Contaminantes emergentes
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Pasan inadvertidos entre los humanos. La mayoría no son detectadas por las depuradoras, pero su variedad y presencia en los ríos puede ocasionar daños graves en la salud humana y en el medio ambiente. Los restos de fármacos, conocidos como «contaminantes emergentes», aumentan en los ríos y acuíferos por diversas causas derivadas de la actividad humana: restos de medicinas que no son totalmente asimilados por el organismo y pasan a las aguas residuales, medicamentos tirados a la basura o al inodoro, o sustancias químicas administradas a los animales y arrastradas por la lluvia. Desde Acciona Agua buscan cómo filtrar estos elementos nocivos y advierten que algunos de estos compuestos, llamados «disruptores endocrinos», se comportan como hormonas artificiales y pueden provocar alteraciones en el crecimiento o en el sistema inmune, disminución de la fertilidad, pérdida en la eficacia del apareamiento, desmasculinización, feminización e, incluso, incremento en la incidencia de diferentes tipos de cáncer».

«Los niveles que se detectan en los ríos son generalmente bajos, y de momento no representan ningún riesgo agudo ni para organismos acuátios ni para humanos», explica Mira Petrovic, investigadora del Instituto Catalán de Investigación del Agua (Icra) y del Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados (Icrea). «Sin embargo, todavía no se sabe nada sobre los posibles efectos a largo plazo, y especialmente sobre efectos de mezclas», comenta Petrovic. Desde Acciona aseguran que el numero de estos contaminantes emergentes no es fijo, ya que cada mes se descubre alguno nuevo o algún producto de su descomposición (metabolito). La persistencia, la bio-acumulación y la transformación son los tres factores a los que se teme a largo plazo; ya que los contaminantes emergentes son resistentes a la degradación fotoquímica y biológica, tienen más afinidad por los tejidos animales que por el agua, por lo que tienden a concentrarse en los mismos, y pueden transformarse en otras sustancias que puede ser todavía más tóxicas que las de partida.

Las primeras evidencias de la presencia de fármacos en el medio acuático se produjeron en los años 70 con la identificación de aguas residuales en EE UU del ácido clofíbrico, que es el metabolito activo de varios reguladores de lípidos en sangre. Sin embargo, no fue hasta la década de los 90 cuando el tema surgió con más fuerza. Aunque para la mayoría de las potabilizadoras estos componentes pasan desapercibidos, algunas cuentan con tratamientos de ozono o carbón activo y son capaces de retener algún contaminante. «Hay fármacos que se eliminan bien, como es el ibuprofeno, y otros que no se eliminan, como algunos antibióticos, –asegura Petrovic–. En la actualidad dos grupos de científicos estamos haciendo una monitorización muy completa de más de 300 contaminantes emergentes de diferentes grupos (fármacos, disruptores endocrinos, pesticidas polares, drogas de abuso...) en cuatro ríos ibéricos (Ebro, Júcar, Llobegrat y Guadalquivir). El trabajo tiene como objetivo describir y predecir los efectos del cambio climático global en la disponibilidad de recursos hídricos, en la calidad del agua y en los servicios que prestan los ecosistemas de las cuencas mediterráneas de la Península Ibérica».

Una de las empresas que cuenta con plantas de agua potable diseñadas para retener y eliminar determinados compuestos es Acciona. «Trabajamos para mejorar la efectividad de los procesos y posibilitar su aplicación a gran escala», explican desde la empresa. En el Centro Tecnológico del Agua de la compañía están llevando a cabo varios trabajos relacionados con la eliminación de estos contaminantes. «Hydra es un proyecto en el que se aplican tecnologías combinadas de membranas y nanofiltración y/o ósmosis inversa. El trabajo de Sisifo está enfocado al desarrollo de nuevas tecnologías fotoquímicas de oxidación avanzada aplicadas a la desinfección de agua y su integración en los procesos», explican. Se estudian tecnologías combinadas que utilizan ozono, radiacion ultravioleta o peróxido, en la búsqueda de la combinación más efectiva para la eliminación de microorganismos y sus posibles interferencias con la materia orgánica natural. Por último, Nanobac se centra en el desarrollo de nuevos materiales nanoestructurados que pueden ser utilizados como catalizadores en procesos de desinfección fotocatalítica.