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Terremoto político en Pakistán

Por primera vez en la historia de Pakistán un primer ministro es inhabilitado de su cargo por una sentencia judicial. El pasado 26 de abril el jefe del Tribuna Supremo, Iftihar Chaudry, declaró a Yusuf Raza Gilani culpable de desacato por negarse a reabrir los casos de corrupción contra el presidente, Asif Ali Zardari.

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La sentencia fue simbólica y el jefe del Ejecutivo no tuvo que ir a prisión. Pero ayer Chaudry hizo firme la sentencia contra Gilani y decidió que el premier paquistaní ya no puede dirigir el gobierno ni ocupar otro cargo público por haber sido condenado.

La decisión del Tribunal levantó una oleada de criticas en el gobernante Partido Popular de Pakistán (PPP) y sus aliados de coalición, así como entre los analistas que ven detrás de la sentencia una treta política. El jefe del Supremo salió del paso alegando que "dado que no se ha presentado el recurso"contra su sentencia, Gilani "ha sido cesado de su cargo como primer ministro y miembro del Parlamento".

La Constitución de Pakistán estipula que una persona culpable de haber atentado contra el honor de la justicia o de haberla ridiculizado puede verse privada de una función parlamentaria, pero el presidenta del Parlamento alegó que sólo la Asamblea puede cesar al primer ministro.

El poder judicial y el Gobierno mantienen una fuerte pugna desde hace meses que amenaza con la inestabilidad política en medio de una crisis económica y problemas de seguridad.

Entre las múltiples teorías conspirativas está la animosidad de Chaudry hacia Zardari, al que no ha podido sentar en el banquillo debido a su inmunidad presidencial. El jefe del Supremo, tras declarar inconstitucional la Ordenanza de reconciliación Nacional (NRO, en sus siglas en inglés) –promulgada por el general Musharraf en 2007-, ordenó la reapertura de los casos en los que estaba involucrado el presidente de Pakistán y otras figuras políticas del PPP.

Según la Corte, Zardari está acusado de corrupción y de malversación de fondos públicos en la época en que su mujer, Benazir Bhutto, era jefa de gobierno, y él ministro en los noventa. También está acusado de haber blanqueado entre 12 y 13 millones de dólares en Suiza.

Zardari, conocido cómo mister 10% , ya pasó 11 años en prisión. La primera condena, de tres años, fue entre 1990 y 1993, después de que cayó el primer Gobierno de su esposa. En octubre de 1996, cuando Benazir fue destituida de nuevo, Zardari terminó otra vez en la cárcel bajo cargos de corrupción, por ocho años y medio.

Precisamente, hace unas semanas el hijo del jefe del Supremo, el doctor Arsalan Iftikhar, fue llamado a testificar por un presunto caso de corrupción y prevaricación en el que habría recibido una cantidad de 400 millones de rupias (más de 3 millones de euros) para influir en las decisiones de su padre.

Está claro que el Ejecutivo de Islamabad buscaba desacreditar a la máxima autoridad judicial que al no poder descabezar al jefe de Estado buscó a un cabeza de turco que ha resultado ser el jefe del Gobierno.

La oposición, encabezada por el ex primer ministro Nawas Sharif, que promovió la acción legal contra Gilani, se felicitó por la decisión de la Corte Suprema. ""Se confirma la supremacía de la ley y la Constitución", dijo un exultante Sharif.

La decisión del Supremo de inhabilitar al primer ministro podría adelantar la celebración de las elecciones parlamentarias, previstas para la primavera de 2013.

Por el momento, el PPP que goza de mayoría en el Parlamento ha optado por elección de un nuevo primer ministro que sustituya a Gilani.

Entre los posibles candidatos a la sucesión, el nombre que suena con más fuerza es el de la joven ministra de Asuntos Exteriores, Hina Rabbani Khar, delfín del presidente Zardari. Pero la elección del nuevo primer ministro tendrá que contar con la aprobación de la mayoría de la Cámara y para ello los partidos de coalición pedirán una serie de favores al Ejecutivo para amainar la tormenta política que se avecina.

El presidente Zardari ha acatado la decisión del Supremo y en un declaración "en pro de la Democracia y los principios democráticos en la Constitución"de Pakistán.

La sentencia del Supremo no afectará al jefe de Estado que seguirá gobernando hasta que finalice su término en septiembre de 2013.

En cierta manera, la inhabilitación del primer ministro paquistaní por una orden judicial juega a favor del PPP y podría ganar popularidad entre la opinión pública paquistaní. El PPP sabrá jugar perfectamente su papel de victimismo. No sólo el Ejército intentó derrocar al presidente Zardari con el polémico caso del "memogate"sino que además la justicia juega sus cartas para cesar al primer ministro.