Comunidad de Madrid

Guerra sindical

Los sindicatos intentan «boicotear» la celebración institucional del Día de la Comunidad de Madrid. Los líderes de CC OO y UGT no acudieron y mandaron «emisarios» para perseguir a Aguirre hasta darle una «carta protesta»

Guerra sindical
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MADRID- La celebración del 2 de Mayo en la Puerta del Sol volvió a convertirse un año más en el termómetro del ambiente de la política madrileña. Al margen de la austeridad, que presidió cada momento del acto, el mercurio detectó niveles de concordia por encima de la media y un «bajón» a cuenta de la actuación de los sindicatos, que consiguieron dar la nota en el Día de la Comunidad.

Por primera vez desde 2003 (allá por el último año del Gobierno Aznar), las tres administraciones representadas en la recepción: el Gobierno de la nación, el Ejecutivo autonómico y el Ayuntamiento de la capital, coincidían –tras la victoria popular en las generales de noviembre– en su color político. Y se notó. La sintonía comenzó con la presencia de Alberto Ruiz-Gallardón, que, como ministro «elegido» en representación del Ejecutivo de Rajoy permaneció casi más tiempo en la Puerta del Sol que cuando era alcalde. La razón más probable fue el reencuentro del titular de Justicia con antiguos colaboradores en el ayuntamiento.

Al ambiente distendido también ayudó una Esperanza Aguirre, aún pletórica por la resaca del XV Congreso del PP de Madrid, en el que fue reelegida presidenta de la formación por un abrumador 97,2 por ciento de apoyos. Y terminó con una alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que acudió acompañada por el Gobierno municipal en pleno; una asistencia más abundante que otras veces que muchos interpretaron en clave PP, como un «coletazo» más del Congreso «de la integración».

La nota discordante dentro de este clima de tranquilidad generalizada la pusieron los representantes de los dos sindicatos mayoritarios. Ni José Ricardo Martínez ni Javier López, secretarios generales de UGT y de CC OO, acudieron a Sol. Cumplieron sus amenazas de la víspera y volvieron, una vez más, a focalizar sus críticas en la figura de la presidenta regional en un día de celebración de todos los madrileños.

En el origen del desencuentro, están unas palabras de Aguirre en las que calificó de «gamberradas» las protestas que tanto UGT como CC OO han promovido contra las reformas de Moncloa. La presidenta de la Comunidad se disculpó públicamente el lunes, pero los sindicatos hicieron oídos sordos e insistieron ayer en dar plantón a un acto institucional que, como recordaron muchos de los presentes, debería estar al margen de las guerras políticas.

Pero los sindicatos no quisieron renunciar a su minuto de gloria. Jaime Cedrún, de CC OO, y Miguel Ángel Abejón, de UGT, se presentaron en la sede de la Comunidad con la misión de entregar en mano una carta a Aguirre en la que le piden que les «deje de insultar porque es la presidenta de todos los madrileños y las organizaciones sindicales tienen derecho a protestar pacíficamente». Aguirre los había advertido de que ese día debe atender a todos los invitados de la Comunidad y «no era momento para cartas». Sin embargo, ellos se dedicaron a perseguirla. Tras intentar sin éxito entregar la misiva en el besamanos, Cedrún y Abejón lo intentaron después de que la presidenta hiciera unas declaraciones a la Prensa. Pero tampoco pudieron acercarse a ella, aunque sí hablaron para los medios. La carta llegará finalmente a través del registro.

Antes de la recepción, Aguirre presidió la entrega de medallas y distinciones con las que la Comunidad reconoce la labor de las personas e instituciones que contribuyen al bienestar y a la prosperidad de los madrileños. Entre los premiados, políticos como José María Álvarez del Manzano, Juan Barranco o Inés Sabanés; artistas como Julio Iglesias, Toni Leblanc, Santiago Segura, Joselito o Tamara Rojo, empresas como Banco Sabadell o Mercado, e instituciones como Cáritas y la Fundación Aladina. Los momentos más emotivos se vivieron cuando los familiares de Manuel Fraga, Jesús del Pozo y Soledad Mestre recogieron las distinciones a título póstumo.

Además, Aguirre quiso instar a todos los madrileños a defender siempre la libertad y la soberanía nacional de España, al tiempo que reconoció la deuda con aquellos que, como los héroes del 2 de Mayo, dieron su vida por la libertad de la nación: «El heroísmo de aquellos madrileños en su rebelión contra el Ejército más poderoso de la época estaba alumbrando la concepción de nación que hoy seguimos teniendo».