Marbella

Dívar primer presidente del CGPJ obligado a dimitir en 200 años

Dívar primer presidente del CGPJ obligado a dimitir en 200 años
Dívar primer presidente del CGPJ obligado a dimitir en 200 añoslarazon

MADrID- Carlos Dívar vivirá hoy sus últimas horas como presidente del Consejo General de Poder Judicial y del Tribunal Supremo. Será a las once cuando comience el Pleno extraordinario, que convocó él mismo el día en que se rechazaba de plano la querella presentada por un delito de malversación de caudales públicos, en relación con más de veinte viajes a Marbella cuyos gastos fueron cargados al Consejo, cuando anunció una «decisión contundente» sobre su permanencia al frente de la institución. Esta decisión no será otra que anunciar su dimisión. Se convertirá en el primer presidente del órgano de gobierno y del Tribunal Supremo, cuyo bicentenario de su constitución se conmemora ahora, que se obligado a salir «por la puerta de atrás», a tener que renunciar por falta de confianza de los vocales y dejar la presidencia antes de finalizar el mandato. Desde Ramón Posada-Soto, primer presidente del Supremo, ninguno de los otros 43 que ocuparon ese mismo cargo se vieron obligados a adoptar una decisión de este calibre, ni a sufrir la «campaña cruel e injusta» que ha sufrido, como él mismo la definió.

La dimisión parece irreversible, hasta el punto de que ayer mismo se estaba terminando de «vaciar» su todavía despacho de objetos personales, según confirmaron a LA RAZÓN fuentes jurídicas; a lo que hay que añadir que hace unos días ya comenzó también a tramitar los documentos necesarios para su jubilación. A ello, hay que añadir el más que significativo hecho de que no acudiese ayer a Cádiz para conmemorar el bicentenario de la Constitución de 1812. Juan Antonio Xiol pronunció el discurso que correspondía a Dívar y será quien desde hoy se convierta en presidente en funciones del Supremo.

¿Qué dirá en su último discurso a los vocales? ¿Aguantará la emoción que, previsiblemente, le embargue en ese momento?. De lo que nadie duda es que se palpará la tensión y para Dívar será un momento duro, muy duro. El pasado día 16, durante el Pleno en que se retrasó hasta hoy, el anuncio de su continuidad o no al frente del Consejo, comenzó su intervención con una frase significativa: «No he venido aquí a defenderme», según confirmaron fuentes del CGPJ. Toda una declaración de intenciones, donde dejaba claro que aceptaría sin levantar la voz la opinión mayoritaria de los vocales.

Una vez se consume la dimisión de Carlos Dívar al frente del órgano de gobierno de los jueces y magistrados, será Fernando de Rosa, vicepresidente, quien asuma la presidencia en funciones del Consejo. Tendrá la responsabilidad de dirigir la institución hasta la designación de un nuevo presidente, en el supuesto de que se alcance una mayoría para nombrar a un magistrado del Supremo –requisito en el que todos coinciden– como nuevo presidente para los 15 meses que queda de mandato al actual CGPJ. Por otro lado, Juan Antonio Xiol se «estrenó» en Cádiz como presidente en funciones del Supremo. En su discurso, titulado «El Tribunal Supremo según la Constitución de 1812», el mismo del pronunciado el día de su constitución, hace 200 años, destacó que los jueces y magistrados «trabajan por cumplir la función que la Constitución nos asigna con honestidad, esfuerzo y austeridad».

Además, señaló que los magistrados han sabido «por propia experiencia, lo que es suplir la escasez de medios que la realidad nos impone», por lo que en modo alguno son «ajenos a las situaciones de crisis institucional que padece la sociedad en general y a las que episódicamente no se sustraen nuestros órganos de gobierno».

Respeto al TC y al CGPJ
También tuvo palabras Juan Antonio para reclamar de los poderes públicos la renovación en plazo del Tribunal Constitucional y del CGPJ y el respeto a su autonomía: «Hemos de ser conscientes de su enorme importancia y del daño que puede hacer no observar escrupulosamente los mandatos referentes a su configuración, como ocurre con los plazos y sistema de nombramiento y responsables, y el respeto a su autonomía». Por último, señaló que el Derecho debe «asumir un papel de integración social no ajeno a la realidad política».