Erupción volcánica

Las autoridades cierran las calas próximas a la erupción en El Hierro por gases tóxicos

El Plan de Protección Civil frente a Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca) ha decidido hoy prohibir el acceso a las calas del sur de la isla de El Hierro próximas al foco de la erupción, tras detectarse que se acumulan en ellas gases que pueden resultar tóxicos para la población.

Esta medida se ha tomado tras el incidente sufrido ayer por un técnico de Instituto Geográfico Nacional (IGN) mientras estaba realizando mediciones de monóxido de carbono en la zona, que se sintió repentinamente indispuesto y necesitó atención médica, a pesar de que sus equipos no mostraron ningún registro anormal.

El director general de Seguridad y Emergencias de Canarias, Juan Manuel Santana, ha explicado que esta persona ya se encuentra bien y que los primeros informes médicos apuntan a que pudo haber sufrido algún tipo de reacción por inhalación de sulfato de cobre, procedente de los borbotones de gases y ceniza que periódicamente expulsa el volcán en la superficie del mar, a una milla de la costa.

Ante ese riesgo, el Pevolca ha decidido prohibir el acceso a las playas más cercanas a Tacorón y Puerto Naos, porque la morfología de esas calas las hace propensas a que en ellas se acumulen los gases emanados por la erupción en determinadas circunstancias de viento.

Santana ha precisado que ese riesgo no existe en La Restinga, situada en un espacio abierto, donde no se ha observado que se acumulen gases potencialmente peligrosos para la población, que seguirá teniendo libre acceso a la localidad de 8.00 a 18.00 horas.

En cuanto a los peces muertos que siguen apareciendo en el puerto de La Restinga y la zona costera próxima a la erupción, los análisis que ha realizado el Servicio Canario de Salud indican que murieron por despresurización y por falta de oxígeno, no por haber ingerido metales o sustancias tóxicas emitidas al mar por el volcán.

La portavoz del comité científico, María José Blanco, directora del IGN en Canarias, ha explicado hoy que los borbotones de gases y materiales magmáticos que se aprecian desde hace días son más frecuentes de lo que esperaban (inicialmente se pensó que serían episodios esporádicos) y que, desde el sábado, están formados por un nuevo material: cenizas, cuya composición ya se está analizando.

Blanco ha insistido en que esos borbotones se forman por acumulación de gases en el foco de la erupción, no porque el edificio volcánico haya crecido y esté más cerca de la superficie.

Según la última medición disponible, la que realizó el pasado día 28 el buque del Instituto Español de Oceanografía (IEO) Ramón Margalef, el volcán ha emitido 0,031 kilómetros cúbicos de magma, 0,015 depositados en el edificio volcánico que ha crecido desde el fondo del mar y otros 0,016 dispersos en una lengua de lava.

Los científicos siguen manejando el escenario de que la erupción se volverá explosiva (por la reacción de la lava con el agua) si el cono volcánico sigue creciendo hasta situarse a menos de 150 metros de profundidad, pero matizan que eso está aún lejos de ocurrir.

"Un edificio volcánico se crea en 18 días con una altura de 100 metros, pero, para poder crecer más y no ser inestable, tiene que ampliarse mucho su base. Y eso requiere una aportación de metros cúbicos mucho mayor. Es decir, a medida que el edificio es más alto, su crecimiento es más lento", ha explicado María José Blanco.

No obstante, el buque Ramón Margalef va a realizar a partir de mañana una nueva batimetría de la zona para actualizar los datos sobre la profundidad a la que se encuentra ya el cráter del volcán.

A punto de cumplirse un mes de la erupción, la portavoz del comité científico ha explicado que el fenómeno se está comportando como esperaban, salvo por el hecho de que se mantengan los temblores en el norte de la isla, circunstancia que no permite descartar a día de hoy el inicio de otra erupción submarina en El Golfo.

Esa hipótesis se considera factible, pero poco probable en este momento. Y la misma valoración hace el comité científico sobre el riesgo de que la erupción siga progresando por la fisura del subsuelo por la que ha emergido y llegue a producirse en tierra.