Buenos Aires

La escandalosa vida privada del protegido de Plaza de Mayo

Un Ferrari, dos aviones, cuatro yates, infinidad de casas, vía libre para no pagar impuestos, fiestas suntuarias y derroche sin límite en los casinos. Así era la vida privada de , el apoderado de la asociación de Hebe de Bonafini, que se confiesa "consternada"por lo ocurrido. Como todo el país.

Sergio Schoklender en una de las manifestaciones de las Madres de Plaza de Mayo
Sergio Schoklender en una de las manifestaciones de las Madres de Plaza de Mayolarazon

Sorbo a sorbo. Sorpresa tras sorpresa, a cada cual más impactante. Como si de una macabra tortura se tratara, la sociedad argentina se levanta cada día, desde hace dos semanas, con una nueva entrega del mayor escándalo de los últimos tiempos: el de Sergio Schoklender, un "arribista"de la causa de las víctimas que, mientras se aferraba al brazo de las incansables Madres de Plaza de Mayo, amasaba una fortuna amparado por los resquicios del poder.

Sergio Schoklender era el apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, la asociación que reivindica la memoria de las víctimas de la dictadura argentina, hasta que el pasado 26 de mayo tuvo que dimitir acuciado por un entonces "supuesto"escándalo de malversación de fondos y la sospecha de que había aprovechado este dinero para enriquecerse.

Las últimas revelaciones periodísticas apuntan a que lo hizo de una forma desaforada, con todo tipo de excesos, haciendo gala de una vida de nuevo rico protegido por el poder y exento de cualquier obligación de rendir cuentas con Hacienda.

Y lo más terrible: desmontan la versión oficial del Gobierno de Cristina Kirchner de que se trataba de una suerte de estafador solitario y metódico que burló no solo a la asociación que preside Hebe de Bonafini, sino sobre todo al Gobierno, el encargado de suministrar las subvenciones que supuestamente él ha desviado.


Retiraba millones de pesos en ventanilla

"Tuvo que ser algo más que un genio de la impostura –reflexionaba este viernes el diario "La Nación"- para pasar inadvertido mientras viajaba por el mundo en su avión privado, navegaba en yates cada año más grandes, retiraba millones de pesos por ventanilla en los bancos, apostaba fuerte en el casino, cada tanto le rebotaban cheques de seis cifras, creaba empresas de prosperidad instantánea y las inscribía a su nombre, tenía casas de lujo a las que invitaba a sus compañeros de militancia, casi no pagaba impuestos. Y administró en tres años 765 millones de pesos de fondos girados por el Estado".El tren de vida de Schoklender puede medirse en la cantidad -y calidad- de sus propiedades personales. La última que se ha conocido es la de un Ferrari comprado a nombre de su empresa, que se une a, al menos, dos aviones privados con los que recorre el país, cuatro yates y varias viviendas, según la investigación de "La Nación".

Schoklender no sólo se enganchaba a los brazos de las Madres de Plaza de Mayo, sino también a la de importantes cargos del Gobierno argentino, que ahora desearían que no existieran las hemerotecas. Con ellos negoció convenios para construir viviendas sociales (que construía su propia empresa, Meldorek, con un método "innovador").

Incluso, llegó a presentárselas a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, cuando ésta visitó Buenos Aires, con la intención de exportarlas al país vecino. El aval de garantía, por supuesto, era el de la presidenta de Madres, con su firma de por medio.

 

En defensa de los "Hermanos desaparecidos"

Pero a Schoklender, que también sacó tajada en la construcción de un hospital, se le llenaba la boca en defensa de los que más necesitaban la ayuda del Estado. La última vez, el pasado 24 de marzo, cuando en un acto público de las Madres hizo un sentido homenaje "a los 30.000 hermanos desaparecidos".

Ahora, Bonafini asegura que desconfiaba de su protegido desde hace un año. Lo cierto es que el escándalo ha sacudido de tal manera a esta asociación que, como primera medida, ha optado incluso por cerrar las puertas de su sede.

Para complicarlo aún más, la titular de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, lanzó un dardo envenenado a Hebe de Bonafini. "Ella es la que dirige la institución. No puede estar ajena a lo que pasa y a lo que ha pasado", aseguró en declaraciones que recoge el diario Clarín.