Elecciones municipales

El final del castrismo

El ex alcalde de Getafe pasa a ser concejal «raso» (sin sueldo fijo) tras perder la portavocía del grupo municipal. No logra que su hijo herede ninguno de sus cargos, que recaen en los ediles que apoyaron a Gómez en el congreso

El final del castrismo
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MADRID- La guerra entre Tomás Gómez y Pedro Castro ha llegado a su fin sin acuerdo, con vencedor y vencido. Desde hacía un año y medio, el secretario general de los socialistas madrileños y el ex alcalde de Getafe mantenían una batalla a cara descubierta y con suficientes capítulos para hacer una telenovela. El último se producirá este miércoles, cuando el Pleno del Ayuntamiento de Getafe apruebe la destitución de Castro como portavoz del grupo municipal socialista, el único puesto que le quedaba al que fuera hasta hace meses alcalde de Getafe y presidente de la FEMP; un cargo que Castro esperaba que su hijo, el edil David Castro, heredara y que Gómez ha impedido.

Los «castro» pasarán a ser concejales «rasos» (ni siquiera tendrán la condición de liberados) y únicamente cobrarán dietas por los plenos y las comisiones a las que asistan. Por cada pleno, que suelen celebrarse una vez al mes, recibirán 290 euros y por asistencia a las comisiones, 180 euros.

La explicación de la caída del que fuera uno de los alcaldes más «longevos» de la política madrileña (28 años como regidor de la «capital del sur») se inicia con su enfrentamiento con Tomás Gómez (en 2010) y termina con la derrota que cosechó en las urnas en las elecciones municipales de mayo de 2011.

El apoyo de Castro en octubre de 2010 a la candidata de Ferraz, Trinidad Jiménez, en las primarias socialistas, hizo que Gómez le pusiera una cruz. Tras la victoria del ex acalde de Parla en estas elecciones internas, Gómez intentó forzar la retirada de Castro de la batalla electoral y que no se presentara como cabeza de lista al Ayuntamiento en los comicios de mayo del pasado año. Pero el getafense se «salvó» recurriendo en aquel momento a Marcelino Iglesias (secretario de Organización del PSOE) para que frenara al líder del PSM.

El batacazo de Castro en las urnas fue la primera «estocada», pero no ha sido hasta el triunfo de Gómez en el 12º Congreso Regional del PSM (en el que fue reelegido secretario general de la formación madrileña) cuando éste le ha dado «la puntilla».

Castro controlaba una de las agrupaciones más importantes del partido, por lo que Gómez comenzó a fraguar su caída durante la celebración del cónclave socialista, celebrado el primer fin de semana de marzo, en el que el líder del PSM logró «seducir» a dos de los 18 ediles «castristas». Con este movimiento, Gómez «mató dos pájaros de un tiro», ya que no sólo convenció a dos apoyos de Castro en el Ayuntamiento, también logró arrebatar dos votos a su rival en el congreso, Pilar Sánchez Acera, a la que éstos iban a votar.

Uno de los ediles «convertidos» al «tomasismo» la noche previa a la votación congresual fue José Manuel Vázquez. El líder del PSM le ofreció a Vázquez la portavocía de Getafe a cambio de que le diera su apoyo. Así lo publicó LA RAZÓN y así se cumplió este viernes, cuando la nueva ejecutiva del PSOE de Getafe aprobó por unanimidad sustituir a Castro como portavoz del grupo de concejales por José Manuel Vázquez.

Esta última sustitución llega después de que el ex alcalde ya renunciara a la secretaría general del PSOE de Getafe, que (también tras el congreso regional del PSM) recayó en la «tomasista» Sara Hernández, que además ahora será la viceportavoz del grupo.

La coordinadora del grupo será otra de las ediles de Gómez en el municipio, Cristina González, que además pasa a ser concejala liberada (con sueldo) junto a otros de los «convencidos» durante el congreso regional del PSM, como Hernández, Vázquez, Enrique Heras y Ángel Bustos.

 

EL PERFIL
De la FEMP al «tonto de los cojones»

Si echa la vista atrás, es probable que Castro no recuerde los últimos doce meses como los más exitosos de su trayectoria. En 2011, a estas alturas de mayo, acumulaba los cargos de alcalde de Getafe, presidente de la FEMP y secretario general de los socialistas getafenses. Todo eso es ya historia. El incontestable varapalo que sufrió en los comicios municipales y su larvado enfrentamiento con Tomás Gómez han terminado por precipitar una caída, que esta semana ha vivido su último episodio. Tras cerca de tres décadas como alcalde, con siete mandatos en los que alternó mayorías absolutas aplastantes con pactos de gobierno con IU, no consiguió imponer su planeada sucesión «a la cubana» para dejar la agrupación local en manos de su hijo David, ahora también defenestrado por sus compañeros. Salpicado por casos como el de los aparcamientos o el de las comisiones concedidas al Getafe Club de Fútbol, son muchas las voces que le echan en cara haberse labrado durante décadas una red clientelar con la que mantenerse en el poder a golpe de subvenciones y cargos de confianza. Su mayor exceso dialéctico en este tiempo lo protagonizó en diciembre de 2008, al no tener reparos en preguntarse en voz alta «¿por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha?». Confesó que la frase obedecía a su «manera coloquial» de hablar. Paradojas de la política, el hombre que no se disculpó por insultar a más de diez millones de españoles, se vio obligado a recordar a sus compañeros, en la semana de su ocaso, que «a veces lo que hay que cuidar son las formas».