Disturbios

Cuatro agentes heridos en Lavapiés

Los vecinos de Lavapiés continúan con la intención de instaurar la anarquía en el barrio. En la noche del miércoles se volvió a producir otro altercado con la Policía, cuando decenas de personas intentaron impedir la detención de un ciudadano.

 
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Según fuentes policiales consultadas por LA RAZÓN, un joven marroquí realizó una llamada al 091 pidiendo a los agentes que acudieran a la plaza de Lavapiés porque un hombre le había dado una paliza. Cuando la Policía llegó hasta allí, el chico les mostró la denuncia que había puesto contra su agresor en la comisaría de Arganzuela unos días antes, aunque no fue hasta ese momento cuando pudo identificarle al verle en la calle, y por eso llamó a la Policía.

Al verse acorralado por seis agentes, el acusado, Abdou F. de 26 años y origen senegalés, empezó a escupirles y a insultarles llamándoles «racistas» y «asesinos». Al oir los gritos, los vecinos salieron a la calle, y comenzaron a increpar a los policías, que se vieron obligados a pedir diez patrullas más de refuerzo. Mientras, el presunto agresor ponía todo tipo de resistencia para que no le introdujeran en uno de los coches, hasta que se golpeó voluntariamente en la cabeza. Tras 20 minutos de forcejeo, los agentes consiguieron meterle en uno de los vehículos y uno de los policías se sentó a su lado para impedir que siguiera autolesionándose.

El altercado terminó con cuatro policías heridos leves y el retrovisor y las lunas de dos coches patrulla rotas. El detenido –con 38 antecedentes por atentados contra la autoridad– pasará hoy a disposición judicial.


Insultos y ataques con botellas
Al poco tiempo de llegar la Policía a la plaza de Lavapiés para detener al presunto agresor, los vecinos se pusieron en pie de guerra para impedirlo. En cuestión de segundos, los agentes se vieron rodeados por un cordón de personas que les insultaban y les lanzaban botellas de cristal, que provocaron heridas a cuatro policías. El caos fue tal que diez patrullas más acudieron hasta el barrio madrileño para defender a sus compañeros, que una vez más se han visto acorralados por intentar mantener el orden en las calles.