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Irán ayuda a Siria en sus ensayos con armas químicas

Ya se han lanzado proyectiles experimentales al este de Alepo

Un grupo de hombres de las fuerzas leales a Asad lucha contra los rebeldes en un barrio de Alepo
Un grupo de hombres de las fuerzas leales a Asad lucha contra los rebeldes en un barrio de Alepolarazon

Hace ya años que la alianza entre Siria y la República Islámica de Irán es cuestión pública, aunque se ha hecho más fuerte desde el comienzo de la revuelta contra el régimen del presidente Bachar al Asad hace un año y medio. El apoyo directo de Teherán a Damasco con dinero y armas, como parte de un triángulo con los chiíes pro iraníes de Hizbulá en territorio libanés –calificados repetidamente en Israel como «el eje del mal»– se intensificó con dicho levantamiento. Según fuentes extranjeras, las propias Guardias Revolucionarias de Irán reconocieron hace varias semanas su actuación directa en la represión, mediante asesoría y apoyo estratégico general. El mensaje estaba claro: la caída del régimen de Asad significaría un gran golpe para Irán, un debilitamiento del mencionado eje y por ende, también complicaría la situación de Hizbulá. Por lo tanto, ni siquiera al publicar la ONU que ya son más de 20.000 los muertos en Siria en lo que va de la revuelta, ni diversas presiones, inclusive de países islámicos, han socavado la fuerza de dicha alianza de mutuo interés.

De lo que menos se había hablado hasta ahora era de otra faceta de esta relación: lo que podría ser una ayuda directa de Irán a Siria en lo relacionado a su arsenal de armas químicas, cuya existencia le consta a Israel, a Estados Unidos y a Europa desde hace ya mucho tiempo. De hecho, Siria realizó a finales de agosto lanzamientos experimentales de proyectiles capaces de portar armas químicas, con la ayuda y en presencia de oficiales de Irán que volaron a territorio sirio especialmente para ello, según el semanario alemán «Der Spiegel». Citando a diversos testigos que habrían estado presentes en el experimento en cuestión en una zona desértica en Siria, «Der Spiegel» informa de que éste tuvo lugar cerca de un centro de investigación de armas químicas ubicado en Al Safir, al este de Alepo. Los testigos señalaron que cinco o seis proyectiles capaces de lanzar gas letal fueron disparados en el lugar tanto por tanques como desde aviones. Al Safir es considerado el mayor centro de investigación y experimentos en la materia y el informe en cuestión sostiene que allí trabajan científicos procedentes tanto de Irán como de Corea del Norte.

Armas contra Israel
Este punto cobra especial significado tras conocer las declaraciones del general sirio Adnan Sillu, que desertó tiempo atrás de las Fuerzas Armadas de su país, afirmando que Siria estaba planeando transferir armas químicas a Hizbulá para que las utilice en su guerra contra Israel. Asimismo, habría dicho el desertor, Siria planeaba utilizar armas químicas contra su propio pueblo «como último recurso», en caso, por ejemplo, de que se pierda el control central en zonas claves como Alepo.

El tema de las armas químicas en manos de Siria fue uno de los mencionados al deteriorarse la situación interna y avanzar los insurgentes contra Asad, por el temor de que el arsenal caiga en manos de terroristas que intenten perpetrar con dichas armas atentados no convencionales. Fuentes norteamericanas estimaban recientemente que el Gobierno sirio podría haber ocultado su arsenal químico en más de 20 puntos diferentes en todo el país. Hasta ahora se consideraba que el régimen de Asad tendría especial cuidado al respecto, pero quizás el experimento con Irán podría tener como objetivo lanzar una advertencia a Occidente. El rol de Irán en la represión de la revuelta en Siria ha sido claro desde un comienzo. Desde Teherán siempre se han lanzado comunicados en favor de Damasco y también se han enviado hombres de Hizbulá a Siria para ayudar al régimen en la represión.

Con este dibujo de alianzas en la zona, la percepción en Israel es que si el régimen de Asad es derrocado, ello asestaría un duro golpe a la presencia iraní. Los complejos equilibrios territoriales en Oriente Medio llevan a considerar a Israel que la caída del régimen sirio sería positiva incluso si llevara aparejado el peligro de una Siria desmembrada e inestable en la frontera norte del Estado hebreo.