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El verano de los grandes Incendios forestales

Cada vez son más las voces que reclaman una gestión de los bosques. Los montes rentables no arden, y ésa es la única solución para «apagar» las llamas. Con el telón de fondo del cambio climático, en un futuro habrá más incendios si no se hace nada para evitarlo 

El verano de los grandes Incendios forestales
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Cada año se queman en España más de 120.000 hectáreas, según la media de las dos últimas décadas. Y este año pinta mal. Sólo en el interior de la provincia de Valencia se han calcinado casi 50.000 hectáreas, una superficie a la que habría que sumar las más de 7.000 hectáreas abrasadas en Castilla-La Mancha y las mil de Murcia. Y eso sólo en las últimas semanas. A éstas hay que añadir las 49.738 hectáreas forestales (8.000 de ellas arboladas) que han sido pasto de las llamas de enero a mayo, cuando la media de superficie forestal calcinada para este periodo entre 2002 y 2011 estaba en 28.300 hectareas, según el avance informativo de incendios forestales del Ministerio de Agricultura.
Y si el año se veía mal, el verano, como auguraban todos los expertos, va a ser malo, francamente malo, porque se están dando las condiciones extremas idóneas para que los siniestros se conviertan en grandes incendios forestales (GIF). Sobre todo si se cumple la regla del 30-30-30. Es decir, si la temperatura supera los 30ºC, el viento supera los 30 kilómetros por hora y hay menos de 30 por ciento de humedad relativa. Y en este sentido, 2012 es un año de alto riesgo, pero no sólo de que se produzcan numerosos incendios, sino de que muchos de éstos devoren más de 5.000 hectáreas, «y este 2012 apunta a ser especialmente problemático en este sentido», según la organización conservacionista WWF.
«Mientras el número de siniestros y la superficie total afectada por las llamas han mantenido, al menos hasta este año, una tendencia decreciente en los últimos diez años, los GIF han tenido una evolución creciente», destaca Félix Romero, responsable de la campaña de Bosques de WWF. De hecho, durante los cinco primeros meses del año ya se habían producido 10 grandes incendios que han devorado en total 12.222 hectáreas forestales, el 17,14 por ciento de la superficie total afectada, según el citado informe ministerial.
Los motivos son diversos, pero quizá el más importante sea la falta de gestión y de aprovechamiento de nuestros bosques. La Comunidad Valenciana es, tras Extremadura, la que menos planes de gestión forestal tiene, y es que sólo el dos por ciento de las masas forestales de esta región cuenta con un instrumento de gestión, según WWF. Quizá esto explique por qué en 20 años ha ardido el 30 por ciento de la superficie forestal de la Comunidad Valenciana, según los datos facilitados por Romero.

Un futuro con más riesgo
Los grandes incendios mantienen un protagonismo continuo en las estadísticas y, desgraciadamente, más aún que lo van a tener. Algo grave, ya que, aunque los GIF apenas suponen un 0,2 por ciento del total de los siniestros, en ellos arde de media en toda España más del 37 por ciento de la superficie que se incendia anualmente, según el informe de WWF.
Y el futuro pinta peor. Con el telón de fondo del cambio climático, si no se cambian los usos de los montes, en un futuro habrá más incendios forestales, por el abandono rural y porque cada vez hay más masa forestal y ésta es más continua, de modo que, de producirse un incendio, las llamas se extenderán con más facilidad. «El temor de que se produzca un gran incendio forestal es permanente. Y la tendencia de aquí a mediados de siglo es que se incremente el riesgo de que se produzcan más grandes incendios», recuerda Miguel Ángel Duralde, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Forestales.
Aunque no tiene por qué ser así. El monte rentable no arde. «Sacar provecho económico de los bosques es más necesario que nunca», precisa el decano-presidente del Colegio de Ingenieros de Montes, José Carlos del Álamo.

La verdadera prevención
Posibilidades, como recuerdan los expertos, hay: fomentar el cultivo forestal con el fin de reducir al millón las importaciones madereras (España importa 20 millones de metros cúbicos de madera al año y de ellas, sólo un millón son de especies tropicales) e incrementar el empleo de biomasa para producir energía limpia. En definitiva, aprobar planes de gestión, la eterna asignatura pendiente, con el fin de fomentar el empleo de productos forestales como el corcho, la resina y los ya citados para evitar al máximo de lo posible que se produzcan los incendios, y es que el 96 por ciento de estos siniestros es provocado, de forma accidental o intencionadamente, por el hombre. Y en España, a pesar de ser el segundo país de la Unión Europea en superficie forestal (sólo detrás de Suecia) y el tercero en superficie arbolada (tras Suecia y Finlandia), «sólo el 13 por ciento de la superficie forestal tiene, en la actualidad, planes de gestión», recuerda Romero. Una cifra muy baja si se compara con Finlandia, que ya en 2007 tenía un 75 por ciento de su extensión forestal con planes de gestión; Suecia, un 68 por ciento; Alemania, un 64 por ciento, Francia un 40 por ciento, e Italia, un 18 por ciento, por ejemplo, según el informe «Estado de los Bosques Europeos» de 2007, elaborado por la Conferencia Ministerial sobre la Protección de los Bosques en Europa (MCPFE). En cualquier caso, la clave frente a los incendios forestales consiste en aprovechar los montes, sacar rendimiento económico de nuestros bosques. Así, además de vincular a la población con el bosque, se haría más prevención, ya que los tratamientos silvícolas los haría el propio gestor del monte que esté sacando provecho económico del mismo.