Fernando Gil: «Es difícil sobrevivir a un telediario»

–Será Enrique VIII en Madrid, pero antes lo interpretó en Londres y en español en el The Globe Shakespeare Theatre. ¿Qué sintió?
–Era algo raro: muchos espectadores seguían la obra con el libreto de nuestra versión traducida al inglés.

–Enrique VIII era un tirano. ¿Más o menos como la Merkel o el BCE?
–Son tiranos de distinta índole. Enrique hacía rodar cabezas con el hacha; los de ahora, con la prima de riesgo.

–Promulgó la primera ley contra la sodomía...
–No lo sabía. Me temo que no le harán patrón del Día del Orgullo Gay.

–Y otra que castigaba la brujería. ¿Dónde están los brujos hoy?
–Parece que en Wall Street y por ahí. En eso que llaman el mercado.

–Fue caballero en «Monty Python», príncipe en «Felipe y Letizia», y ahora rey...
–Voy ascendiendo. Ya sólo me queda ser dios griego.

–Ahora alquilan el Olimpo. Enrique VIII fue músico, compuso, por ejemplo, «Si el amor reinara». ¿Reina?
–Más bien no. Reina la ambición, la codicia, como se ve. Y la confusión.

– También compuso «Adiós, mi señora y amante».
–Es lo que debía decir a sus esposas antes de cortarles la cabeza. Tenía un sentido del humor muy afilado.

–¿Se imagina qué recortaría hoy Enrique VIII?
–Además de cabezas, faldas. Era mujeriego.

–¿En qué se parece a ese rey?
–Sólo en la afición a la música. Ahora estoy componiendo un musical.

–Decía Shakespeare que «los cobardes mueren muchas veces antes de su muerte». ¿Estamos muriendo ahora demasiadas veces?
–Sí, es difícil sobrevivir a un telediario. Si fuésemos valientes, seríamos islandeses, diríamos «esta mala gestión no la va a pagar el pueblo».

–¿Se imagina a Rajoy recitando el «ser o no ser»?
–No, pero me han pasado una foto de Trillo con la calavera en la mano. Hizo una tesis sobre Shakespeare, creo.

–Era el rey inglés ávido jugador de dados. ¿Usted a qué juega?
–Al póquer con los amigos y casi siempre pierdo.

–Pregúntese si es el primo sin riesgo...