PSOE

Iglesias teme que apoyar a Díaz acabe de romper Podemos

Tras los comicios andaluces, Susana Díaz comenzó una ronda de conversaciones con el fin de lograr su investidura. Teresa Rodríguez fijó varias condiciones para dar un hipotético apoyo al PSOE
Tras los comicios andaluces, Susana Díaz comenzó una ronda de conversaciones con el fin de lograr su investidura. Teresa Rodríguez fijó varias condiciones para dar un hipotético apoyo al PSOElarazon

Se repite el conflicto interno durante la campaña electoral entre Teresa Rodríguez y la cúpula de Podemos.

El debate de investidura hoy lunes en Sevilla, y sobre todo la segunda votación prevista para el jueves, supone un punto de inflexión en la joven historia del partido de Pablo Iglesias: del campo de la retórica, la comunicación y la propaganda, se pasará al terreno de la política real y de los compromisos, es decir, de las palabras a los hechos. Es la primera vez que Podemos se enfrenta a esta situación. Sus cinco diputados en el Parlamento Europeo son irrelevantes en un hemiciclo con 751 escaños. Los 15 logrados en el Parlamento andaluz son, sin embargo, claves: Susana Díaz necesita que Podemos se abstenga para lograr la presidencia de la Junta por mayoría simple. La abstención de Ciudadanos parece asegurada. La de la formación de Iglesias pende de un hilo o, para ser más exactos, de tres: medidas anticorrupción, desvinculación de la Junta con respecto a los bancos que desahucian a inquilinos sin alternativa habitacional y reducción drástica del número de cargos públicos en la Administración.

Pero a diferencia de las aulas universitarias, donde los discursos no tienen consecuencias prácticas inmediatas, en política real las decisiones no siempre pueden tomarse sin presiones externas, y la situación interna de Podemos no es precisamente una balsa de aceite. A la reciente dimisión de uno de los cofundadores del partido, Juan Carlos Monedero, hay que añadir la escisión de facto en dos comunidades autónomas –Valencia y Cantabria, donde Podemos competirá con su propio sector crítico aglutinado bajo la marca Ganemos– y, lo que es más pertinente en el caso de Andalucía, las serias divergencias sobre la línea a seguir entre los dirigentes del partido en Andalucía y la dirección nacional en Madrid.

Dejar la extrema izquierda

El conflicto, llevado con la máxima discreción, supone un eco del que ya vivió Podemos durante la campaña electoral. Teresa Rodríguez, que dejó su escaño en Bruselas para ser la candidata de Podemos a la Junta, no fue receptiva durante la campaña al planteamiento político que la cúpula del partido, personificada en Íñigo Errejón, estableció para los comicios andaluces. Rodríguez era partidaria de no moverse un ápice de las tesis clásicas del partido que le han llevado a aparecer en todos los barómetros de opinión política en la extrema izquierda, sólo superado por Amaiur. Iglesias y Errejón creen que Podemos sólo logrará seguir creciendo si atempera su radicalismo, se convierte en un partido transversal capaz de catalizar el descontento de la sociedad con la crisis y se acerca a posturas más aceptables para votantes de centro. Rodríguez siguió su propio camino y la lectura que se hizo de los resultados finales en Madrid, en donde 15 escaños supieron a fiasco, confirmó lo que ya se sospechaba: Podemos sólo podrá seguir creciendo por el centro. El debate de investidura de Díaz y la clarificación de las posturas de Podemos en el terreno de los hechos coinciden, además, con encuestas que certifican que Ciudadanos les está adelantando en intención de voto en comunidades como Madrid, Aragón y Extremadura.

El «no» inicial de Podemos durante los primeros compases del debate de investidura está asegurado y, a juzgar por las declaraciones de Sergio Pascual, secretario de Organización, y Manuel Garí, hombre de confianza de Teresa Rodríguez, si el PSOE no se compromete por escrito a cumplir las tres exigencias que plantea el partido de Iglesias, el «no» se mantendrá en la segunda votación del jueves. El PSOE se muestra optimista de que Podemos dé su brazo a torcer y cede a sus demandas de una manera u otra. Por ejemplo, ante la exigencia de que la Junta no trabaje con bancos que ejecuten desahucios, el PSOE aboga por que se introduzcan en los contratos cláusulas sociales que permitan a un particular romper relaciones con el banco cuando éste le desahucie.

Respecto a la otra gran demanda de Podemos, la reducción de cargos públicos en la Administración autonómica que dirigirá Díaz y que se traducirá en más personal para la sanidad pública y la enseñanza, el partido socialista plantea propuestas análogas que bien podrían ser aceptadas por Iglesias y ser publicitadas durante la campaña a las autonómicas del 24 de mayo como un éxito del partido.