Estado Islámico

Interior refuerza la seguridad en Semana Santa ante la amenaza yihadista

Aumentará la vigilancia en zonas con gran aglomeración de personas y actos religiosos. No es un dispositivo extraordinario, sino la consecuencia de estar en nivel 3 de alerta

La Razón
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El Ministerio del Interior ha tomado medidas para aumentar la vigilancia en aquellas zonas con gran aglomeración de personas. De forma especial, en los numerosos actos religiosos que se celebran en estos días por toda la geografía española.

El Ministerio del Interior ha reforzado las medidas de seguridad esta Semana Santa, especialmente en zonas de gran concentración de personas, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto. «No es un dispositivo extraordinario, sino la consecuencia de estar en nivel 3 de alarma» por la amenaza yihadista, agregaron. A este respecto, expertos antiterroristas han subrayado que, aparte de la amenaza genérica sobre España por su participación en la Coalición Internacional, no hay nada concreto contra la Semana Santa, pese a que es una conmemoración de la Iglesia Católica. Es sabido que los yihadistas sólo admiten la religión musulmana como la única y verdadera y en su interpretación más radical: la sharia.

Estos días festivos, además de su carácter religioso, tienen su componente lúdico para muchas personas que aprovechan para desplazarse a distintos lugares. En algunos de ellos se producen grandes concentraciones de personas y son éstas las que son objeto de una vigilancia especial por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Lo mismo ocurre con las conmemoraciones religiosas, que en muchas ciudades reúnen a millones de personas.

Desde que la amenaza yihadista se hizo presente en Europa con especial fuerza, nuestro país ha estado al frente de todas las iniciativas para frenarla. De hecho, se han adoptado todas las medidas internacionales para combatirla, tanto en el terreno de la prevención (iniciativas de la UE en materia de lucha contra la radicalización), como en el terreno operativo, policial y de inteligencia.

La acción preventiva, como lo demuestran las últimas operaciones, tanto de la Comisaría General de Información del Cuerpo Nacional de Policía y del Servicio de Información de la Guardia Civil, evitan, no sólo que decenas de individuos se incorporen al Estado Islámico, sino la comisión de atentados en territorio nacional. Sin embargo, la peculiaridad de este tipo de terrorismo, en el que un sólo individuo puede tomar la iniciativa de con un arma o con cualquier objeto atacar a los que denomina «cruzados» (cristianos), hace que todas las medidas preventivas sean siempre susceptibles de ser mejoradas.

El portavoz del Estado Islámico, Abu Muhammad Al-Adnani As-Shami, difundió recientemente un mensaje a todos los yihadistas en el que, entre otras cosas, decía: «No pierdas esta batalla, a donde sea que tenga lugar ataca a los soldados y a los partidarios del Taghout (Satanás) sus ejércitos, sus policías, sus servicios de inteligencia y sus colaboradores. Haz temblar la tierra bajos sus pies, haz su vida imposible (...) que el infiel sea un civil o un militar, son todos iguales, ambos son infieles, ambos están en estado de guerra. Es lícito tomar su sangre y sus bienes. Si no lo puedes hacer con explosivos o balas, entonces acércate al norteamericano o al francés infiel o a cualquiera de sus aliados, aplástale la cabeza con una piedra, degüéllalo con un cuchillo, atropéllalo con tu coche, empújalo a un barranco, estrangúlalo o envenénalo. No desesperes, no decaigas y que tu lema sea: que yo muera si el adorador de la Cruz o el partidario del Taghout vive. Si no puedes hacer eso, entonces quema su casa, su coche o su comercio. Si no puedes hacer eso, entonces destruye sus cosechas. Y si no puedes hacer eso, escúpele a la cara».

Qué diferente esta teoría, propia del salvajismo del DAESH, de la que preconizaba el gran teórico de Al Qaeda, el hispano sirio Mustafa Setmarian, alias Abu Musad Al Shuri, tan peligroso como los otros porque coinciden en los objetivos finales que, al hablar de los objetivos de los atentados, señalaba los «centros de la actividad misionera y la cristianización (...) sin violar los lugares de culto y las instalaciones de los cristianos que residen originalmente en nuestro país».

El Estado Islámico ha supuesto una radicalización con la que pocos contaban hace unos años y que ha hecho imposible cualquier predicción sobre sus objetivos o las campañas de acciones criminales que pueda emprender.