Refugiados

Abrir canales legales de entrada

La Razón
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El establecimiento de cuotas obligatorias para distribuir a los refugiados que han llegado a Italia y Grecia durante los últimos meses en diferentes países de la UE es un paso en la buena dirección. Los criterios que determinan esas cuotas (tamaño del país, refugiados acogidos hasta ahora, PIB, paro) son apropiados, y el esfuerzo que se pide a cada Estado miembro es más bien pequeño. Sin embargo, un acuerdo político y decisiones audaces son necesarias en este sentido, ya que la presidencia de Letonia del Consejo de Europa es reacia a resolver este problema.

Los países de Europa del este serán los grandes perdedores de tal acuerdo, ya que hasta ahora han evitado cualquier responsabilidad o carga en el ámbito del asilo. Por el contrario, parece que hay más acuerdo y apoyo a la idea de que la UE debe proceder de manera más agresiva en la lucha contra el negocio ilícito de inmigrantes buscando barcos de contrabandistas y destruyéndolos antes de que puedan ser utilizados para el transporte de personas en todo el Mediterráneo. Esta idea ha suscitado preocupación entre los expertos y las organizaciones de la sociedad civil, ya que es probable que cause importantes «daños colaterales» en la población de las zonas costeras.

Mientras que los contrabandistas son un elemento crucial del problema, las motivaciones de los inmigrantes y solicitantes de asilo y las causas profundas que generan estos flujos son mucho más fuertes y durarán años. Así que es necesaria una solución más sostenible que incluya un plan global, y no sólo europeo, para la reubicación de los solicitantes de asilo. Se necesita una política de inmigración legal más proactiva por parte de los Estados miembros de la UE con el fin de abrir las posibilidades para que las personas puedan migrar a través de canales legales y desalentar así la entrada irregular.

Ante la falta de solidaridad europea, el primer ministro Matteo Renzi ha anunciado que Italia tiene un plan B si no se aceptan las cuotas a nivel europeo, sin aclarar en qué consiste, si bien puede ser tanto recurrir a una política más agresiva hacia Libia o facilitar a los inmigrantes el tránsito a otros países como ocurrió el año pasado durante la operación «Mare Nostrum».

Al mismo tiempo, el Gobierno populista y nacionalista de Hungría ha decidido hacer frente al fuerte incremento de solicitantes de asilo durante 2014, principalmente de la antigua Yugoslavia, mediante la construcción de un muro en la frontera entre Hungría y Serbia, siguiendo el ejemplo de Grecia (y su vallado en la frontera con Turquía), así como España con las vallas militarizadas erigidas en Ceuta y Melilla. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que este tipo de vallas lo que hacen es desviar los flujos en lugar de detenerlos.

Es probable que las políticas de inmigración y asilo estén en la mesa durante la Cumbre de la UE de finales de junio y es probable que el presidente Juncker y la Alta Representante, Mogherini, tendrán más éxito en la búsqueda de apoyo para sus valientes políticas de distribución de los solicitantes de asilo en toda la UE. Porque una solución solidaria es muy oportuna y absolutamente necesaria.

* Experta en política migratoria del Instituto Universitario Europeo