Bruselas

Abu Ahmad prepara los atentados de la venganza

El terrorista que organizó junto a Abaaoud la matanza de París, de la que hoy se cumple un año, planea desde Raqa nuevas acciones criminales

Impactos de bala en el café «Bonne Biere», uno de los locales donde atacaron los terroristas del 13-N
Impactos de bala en el café «Bonne Biere», uno de los locales donde atacaron los terroristas del 13-Nlarazon

El terrorista que organizó junto a Abaaoud la matanza de París, de la que hoy se cumple un año, planea desde Raqa nuevas acciones criminales.

El yihadista del Daesh «Abu Ahmad» (que ha sido identificado ahora por algunos medios como Oussama Ahmad Atar, aunque él lo negó en una carta enviada a su madre y publicada por la Prensa belga), es uno de los responsables de infiltrar a yihadistas entre la inmigración ilegal. Se ocupa de los contactos con los jefes de las mafias que trafican con personas que tratan de llegar a Europa, según fuentes antiterroristas.

Él fue uno de los organizadores, bajo la supervisión de Abdelhamid Abaaoud, de la masacre de París, de la que hoy se cumple un año, según han informado a LA RAZÓN las citadas fuentes.

En aquellos atentados participaron individuos que se habían colado en el viejo continente bajo el «paraguas» de la inmigración ilegal y otros que lo intentaron pero no lo lograron al ser detenidos por llevar pasaportes eran falsos.

«Abu Ahmad» sería uno de los responsables del engranaje que está montando el Estado Islámico para cometer atentados de gran repercusión mediática con los que vengarse de las derrotas militares que sufre en Siria. «Ahmad» –su alias había sido revelado por dos miembros del Estado Islámico detenidos en Austria–, cuya identidad real se desconocía (si es que realmente es Atar), tiene su base de operaciones en la ciudad de Raqa (Siria), uno de los enclaves más importantes de la banda.

Tal y como publicó este periódico, los servicios de información internacionales han descubierto numerosos casos de infiltración yihadista entre los inmigrantes por parte de individuos que después han cometido atentados en Francia, Bélgica y Alemania, entre otros países.

Utilizan incluso los campos de refugiados para realizar nuevas captaciones y hacerse con el número de teléfono de personas de religión musulmana que les puedan acoger y utilizar como infraestructura provisional hasta conseguir casas seguras. De hecho, a los dos arrestados en Austria se les encontraron teléfonos austriacos, griegos, italianos, ingleses, franceses, alemanes, belgas, turcos y, lo que es más preocupante, también españoles.

Estos dos individuos, Adel Haddadi y Muhamad Husman, que formaban parte de un grupo de cuatro cuyo destino era París para cometer los atentados, se reunieron en Raqa con «Abu Ahmad», que les dio dinero, así como números de teléfono, entre los que se encuentra el del contacto principal en Europa. Antes de la reunión, se hicieron las fotografías para falsificar los pasaportes.

Ese número telefónico fue hallado entre la ropa de uno de los yihadistas que se suicidaron junto al estadio de fútbol de París, en el que en esos momentos se jugaba un partido entre las selecciones galas y alemana y al que asistía el presidente Hollande. También había aparecido, en enero de 2015, cuando la Policía belga desmanteló una célula yihadista en la localidad de Viviers.

El belga Salah Abdeslam, único superviviente de los atentados de París y que fue arrestado en Bruselas en marzo pasado y actualmente está encarcelado en Francia, se encargó de ir a buscar entre el 30 de agosto y el 2 de octubre de 2015 a otros miembros del comando que se estaba constituyendo. Estos últimos también habían entrado en Europa con falsos pasaportes sirios, camuflados entre los inmigrantes que cruzaban el Mediterráneo para llegar a Grecia. Abdeslam hizo tres viajes entre Bélgica y Hungría y otro al sur de Alemania para trasladar a Bruselas a once de los yihadistas implicados en los atentados de esa ciudad y de París.

De los miembros identificados hasta ahora de toda la trama, 13 están muertos y hay cuatro autores directos de los atentados de París o Bruselas detenidos, a los que hay que añadir 11 presuntos componentes de células durmientes y otras 19 personas imputadas en Francia y Bélgica por complicidad en diferente grado. Otros –según «Le Monde»–, se encuentran en paradero desconocido, en Europa o en Siria.