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Asad promete reconquistar toda Siria pese al alto el fuego

El rais hace valer su posición de fuerza horas después del anuncio de EE UU y Rusia de un compromiso para el cese de hostilidades. La oposición siria rechaza el acuerdo y lo condiciona a las negociaciones de Ginebra III, que se retomarán la próxima semana

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en Munich
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en Munichlarazon

El rais hace valer su posición de fuerza horas después del anuncio de EE UU y Rusia de un compromiso para el cese de hostilidades. La oposición siria rechaza el acuerdo y lo condiciona a las negociaciones de Ginebra III, que se retomarán la próxima semana

El acuerdo de alto el fuego en Siria pactado por Washington y Moscú durante la madrugada del jueves y horas antes del inicio de la Conferencia de Seguridad de Múnich fue acogido por la comunidad internacional como un «paso al frente» para desactivar el conflicto. Sin embargo, este compromiso nace con serias dudas sobre su eficacia real, más aún después de la entrevista concedida por Bachar al Asad a la Agencia France Presse (se realizó el jueves pero fue publicada ayer), en la que asegura que pretende «retomar toda Siria». «El objetivo es ambicioso», reconocía ayer el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, que junto al ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergéi Lavrov, capitaneó una larga reunión para acordar el «cese de hostilidades» en territorio sirio en el plazo de una semana. Esta promesa de interrupción de la violencia, que no es lo mismo que un alto el fuego definitivo, tendrá éxito sólo si «se ven acciones reales, de momento sólo tenemos palabras sobre un papel», admitió el jefe de la diplomacia estadounidense poco antes del comienzo del encuentro de líderes de política exterior y defensa que se celebra cada año en la capital de Baviera.

Kerry demandaba un alto el fuego «inmediato», mientras que Lavrov proponía alargar los ataques hasta el 1 de marzo, una clara estrategia del Kremlin y del régimen sirio para seguir avanzando sobre el terreno ahora que su posición se ha visto reforzada tras el férreo apoyo de Moscú. Este cese de la violencia al que Rusia se comprometió excluye la lucha contra el Estado Islámico (EI) y el Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria. El acuerdo «sólo funcionará si Rusia cambia su comportamiento y detiene completamente los bombardeos», advirtió horas después el ministro de Relaciones Exteriores de Reino Unido, Philp Hammond. Horas después del compromiso ruso, en Siria los bombardeos continuaban con la misma intensidad.

Probablemente, si no se produce un cambio en el terreno militar, el acuerdo de alto el fuego acabará en papel mojado. Con la actual situación bélica es muy difícil que la tregua pueda aplicarse en una semana. Para las fuerzas sirias, que han sido capaces de conseguir en estas tres últimas semanas lo que no pudieron hacer en tres años, detenerse ahora significaría una derrota militar. Con la infalible ayuda de la aviación rusa, las tropas gubernamentales han forzado a los rebeldes a abandonar Latakia ( feudo mediterráneo de Asad) tras tomar Salma, se han hecho también con Seij Miskin, la cuarta mayor ciudad de Dera, y continúan avanzando en las zonas rurales del norte de la provincia de Alepo. Con la actual ofensiva sobre el feudo rebelde, el régimen de Damasco se ha colocado en una posición de fuerza frente a los rebeldes a la hora de retomar las negociaciones de paz. Con una oposición debilitada tanto en el terreno militar como en el diplomático, las cartas juegan a favor de Asad.

En la mencionada entrevista a la agencia AFP, el presidente sirio aseguró que «desde el inicio de la crisis, creímos firmemente en las negociaciones y en la acción política. Sin embargo, negociar no significa detener la guerra contra el terrorismo. Los dos aspectos son indispensables en Siria». Asad se declaró decidido a retomar el control de toda Siria, pero predijo que los combates contra los rebeldes que buscan derrocarlo desde hace cinco años pueden ser «largos». «No es lógico decir que haya una parte de nuestro territorio a la que renunciaremos. Que seamos capaces de hacerlo o no, es un objetivo que buscaremos sin dudar», afirmó el mandatario sirio.

No obstante, hay analistas que creen que cabría una posibilidad de que Damasco acepte el acuerdo de cese de hostilidades. En opinión del experto militar, Nizar Abdelkader, «el régimen no tiene la intención de reconquistar ahora la ciudad de Alepo. Su objetivo militar es cercar a los rebeldes y cortar las rutas de suministros para ir poco a poco avanzando hacia el este de la ciudad». Utilizar el hambre como estrategia de guerra está resultando tan efectivo como los bombardeos y el fuego de artillería. «Si el régimen acepta una tregua mostraría a la opinión publica internacional que tiene buena voluntad, mientras sigue asfixiando a los rebeldes sirios con la táctica del asedio», puntualizó Abdelkader a LA RAZÓN.

Por su parte, la oposición rechazó ayer el pacto de tregua suscrito por Rusia y EE UU el jueves en Munich, y lo condicionó primero al diálogo y la transición política. «El alto el fuego debe estar vinculado al proceso de negociaciones y a una transición política, no puede venir antes», declaró ayer el vicepresidente de la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), George Sabra.

Con el acuerdo de ayer se relanzan las negociaciones de paz de Ginebra III, interrumpidas hace diez días. El siguiente paso tendrá lugar el próximo viernes en Ginebra, donde se sentarán las bases del plan humanitario.