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Austria envía el ejército a su frontera para ayudar en los controles policiales

Refugiados en la frontera de Nickelsdorf, en Austria
Refugiados en la frontera de Nickelsdorf, en Austrialarazon

Austria ha decidido enviar al ejército a la frontera con Hungría para ayudar a la policía en los controles fronterizos, ante la llegada masiva de refugiados de Oriente Medio.

Austria ha decidido enviar al ejército a la frontera con Hungría para ayudar a la policía en los controles fronterizos, ante la llegada masiva de refugiados de Oriente Medio. El canciller federal austríaco, Werner Faymann, destacó hoy ante la prensa en Viena que la misión de las fuerzas de seguridad, que comenzará en las próximas dos horas, será controlar a los refugiados pero también ofrecer ayuda humanitaria en caso de necesidad.

imparable flujo migratorio ha llevado a Alemania a reconocerse colapsada. En un fin de semana en el que otros 40.000 peticionarios de asilo se suman a los 450.000 refugiados acogidos en el país en este año, se aprobaron nuevas medidas para hacer frente a la más grave crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial. El Ejecutivo alemán respondió con la vuelta provisional de los controles fronterizos, algo decidido por consenso dentro de la coalición. Este acuerdo, que se limitará de momento a la frontera con Austria, revoca el convenio de libre circulación de fronteras de Schengen. El ministro del Interior germano, Thomas de Maizière, aludió «razones de seguridad» para explicar la adopción de dicha medida. Y el engranaje se pondrá en marcha inmediatamente: ya ayer comenzaron los controles en los que sólo se permitirá el paso a quienes tengan derecho de asilo.

El Acuerdo de Schengen puede ser suspendido en circunstancias excepcionales, y lo ha hecho en ocasiones durante importantes eventos, como el G-7 que se celebró en Elmau. Los Estados alemanes empiezan a tener serios problemas logísticos para hacer frente a las grandes multitudes que se agolpan en sus ciudades. Uno de los estados que más dificultades atraviesa por el éxodo migratorio es Baviera, que recibe la gran mayoría de refugiados por su proximidad a la frontera austriaca. Múnich, su capital, se encuentra saturada, especialmente desde la apertura de fronteras que permitió a miles de personas acceder a territorio germano desde Budapest y Viena. Su alcalde, Dieter Reiter, lanzó ayer un grito de ayuda a pocos días de que comience su tradicional fiesta de la cerveza, donde se espera la llegada de millones de turistas. El alcalde aseguró que la ciudad estaba «desbordada». «Ya no sabemos qué hacer con tantos refugiados», añadió, pidiendo que la distribución de esas personas se haga por todo el país. Sólo ayer 14.000 nuevos inmigrantes arribaron al más extenso de los «Länders» alemanes y una cifra similar lo había hecho el sábado. La Policía enviará agentes a Baviera para el refuerzo de sus fronteras.

La magnitud de la oleada de refugiados ha provocado una cascada de críticas contra la canciller Angela Merkel por decidir abrir las fronteras. Los 17 gobiernos federados expresaron la semana pasada su «sorpresa» por la medida unilateral de la canciller ante la crisis de refugiados que consideran ha llevado el caos a los «länders».

Maizière dijo también que el reparto en el bloque europeo se haría por circunstancias ajenas a la voluntad de los refugiados. Es decir, que los asilados no podrán elegir el país donde se van a instalar. «No es posible que escojan libremente donde quedarse», declaró el ministro. Por su parte, el vicecanciller Sigmar Gabriel alerta de que «Alemania se aproxima a los límites» de acogida de refugiados. «No es tanto el número, sino el ritmo», apuntó. Cada vez se registran cifras más altas de llegadas en un solo día y el país debe seguir registrando sin tregua la llegada de nuevos millares de migrantes. El colapso en Alemania sigue provocando alteraciones en el tráfico. Ayer, la compañía austriaca de trenes ÖBB suspendió sus servicios ferroviarios con Alemania desde las cinco de la tarde.

El también ministro de Economía Gabriel culpó de ello a la inacción europea, y aludió a la oposición al sistema de cuotas por parte de países como Dinamarca, Reino Unido y las naciones del Este.

Los ministros del Interior se dan cita hoy en Bruselas en una de las reuniones más esperadas, después de la tragedia humanitaria que ha dejado la llegada masiva de refugiados a Europa. Todo apunta a que la reunión concluirá con un acuerdo político, cuyos detalles se cerrarían en una próxima cumbre en octubre. Se dará respuesta a la cuestión inmediata y de emergencia, pero para decidir un mecanismo de reparto de refugiados permanente se requerirá más tiempo y negociaciones. No habrá mención expresa a que las cuotas para la reubicación de refugiados sean obligatorias o voluntarias. A pesar de que la Comisión quiere que sea de exigido cumplimiento –o de lo contrario se plantea una sanción económica equivalente al 0,002% del PIB–, el bloque del Este ha reiterado su oposición a los cupos. En el caso de que los ministros no consiguieran llegar a un «acuerdo de mínimos», que es lo que se espera, el presidente del Consejo, Donald Tusk, convocará una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno para que sean los líderes quienes den la cara en este tema. Aún no hay ninguna confirmación de fecha, a falta de que concluya la reunión de hoy. De todos modos, la agenda europea está repleta de reuniones al más alto nivel para tratar la crisis migratoria. Los ministros volverán a verse el 8 de octubre y los líderes tienen prevista cumbre los días 15 y 16. Al mes siguiente, se celebrará una cumbre extraordinaria sobre migración los días 11 y 12 de noviembre en La Valeta (Malta).

Hungría es con diferencia el país que más duro se ha mostrado contra los refugiados, después de la crisis humanitaria provocada por su huída hacia Europa. Es el único que no ha cambiado su parecer en la forma de gestionar la crisis de refugiados. Es más, la semana pasada el primer ministro húngaro, Viktor Orban, aseguraba que comenzará a detener sin dilación a aquellos que entren de manera ilegal, como consecuencia de las recientes leyes aprobadas contra la inmigración en el país magiar.