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Amatrice, de la desolación a la rabia

El Gobierno italiano promete reconstruir «tal como era» la ciudad tras las protestas de los vecinos, que temen un fiasco como el de L’Aquila

Un calendario y un panel con fotos en la destruída escuela de Amatrice
Un calendario y un panel con fotos en la destruída escuela de Amatricelarazon

El Gobierno italiano promete reconstruir «tal como era» la ciudad tras las protestas de los vecinos, que temen un fiasco como el de L’Aquila

«Amatrice era la fotografía de mis veranos. Mis abuelos tenían una casa aquí. No sabes cuántas veces he jugado al fútbol con mis amigos, tardes enteras, frente al campanario de San Agustín. Parece mentira que hoy esté destruido. Amatrice, para mí, es mi infancia. Para Roma, sin embargo, este pueblo es el símbolo de su cultura gastronómica, de su desahogo veraniego, para escapar del calor, entre verdes colinas. Es sólo una casualidad que sea provincia de Rieti. Parece mentira que hoy Amatrice, y los demás pueblos, hayan dejado de existir». El relato de Gian Maria, romano de 30 años, ya carece de estrés mientras habla con LA RAZÓN en las inmediaciones del pueblo. Poco a poco, Gian Maria consigue digerir lo ocurrido. Pero, inevitablemente, al hablar pone la mirada en ninguna parte, pensando en unos veranos que no van a volver.

Protección Civil confirmaba ayer que son al menos 281 los muertos del terremoto que hace tres días afectó a las regiones italianas de Marche, Umbria y Lazio. Para más intranquilidad, las réplicas siguen: algunos las notan, otros no. Hay quien no las percibe aun estando en Amatrice, y hay quien sí estando en Roma. Ayer, por ejemplo, a las 14:36 horas, tuvo lugar aquí en Amatrice otra réplica de 4 grados de magnitud en la escala Richter. Por ello los equipos de rescate son muy cautelosos, porque las posibles futuras réplicas favorecerían más derrumbamientos.

El Gobierno del primer ministro italiano, Matteo Renzi, está bajo examen. En la memoria colectiva permanece el recuerdo de una discutible reconstrucción de la ciudad de L’Aquila –a tan sólo unos 60 km– en 2009, cuya gestión durante la era Berlusconi estuvo manchada por casos de corrupción. El miedo que hay en Amatrice y en esta zona de Italia, ahora mismo, es que la reconstrucción, en su parsimonia, conlleve un progresivo olvido. El alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, explicó ayer que ha pedido al Gobierno que se reconstruya el municipio tal y como era antes del seísmo porque no quiere que se convierta en un «gueto». Pirozzi ha sido claro: «La gente quiere estar aquí». Y ha pedido fortaleza anímica a sus conciudadanos: «A los jóvenes que veo dando vueltas por aquí y que han perdido amigos, un padre, una madre, les digo que echen una mano, que colaboren, que se pongan a las órdenes de la Policía, de los Bomberos, para ayudar. Que no se rindan, porque si se rinden, también se rendirá el alcalde».

El Gobierno prometió horas después que las localidades destruidas serán reconstruidas «como eran». «La reconstrucción de las localidades afectadas, de los centros habitados, deberá ser como eran, desde luego más seguras, pero manteniendo intactas la tradición y las raíces», declaró el subsecretario de la presidencia del Consejo de Ministros, Claudio De Vincenti. El alto funcionario del Gobierno hizo esta declaración tras una reunión en la sede del Ejecutivo con el primer ministro, Matteo Renzi; el jefe de la Protección Civil, Fabrizio Curcio, y gobernadores de las regiones afectadas. De Vincenti agregó que la «primera señal» de que la situación vuelve progresivamente a la normalidad será que «las escuelas puedan reanudar su actividad lo más pronto posible».

La carretera provincial que lleva a Amatrice se resume en un ir y venir constante de decenas y decenas de vehículos de la Cruz Roja, de Protección Civil, de los Carabinieri, de la Policía de Estado, de la Guardia de Finanzas, del Socorro Alpino, del Cuerpo Forestal, de los Bomberos. El Vaticano también ha enviado unidades de su Gendarmería y Bomberos que trabajan para la Santa Sede, quienes han logrado rescatar con vida a un niño de tres años de debajo de los escombros. Un papel fundamental lo están teniendo las 30 unidades caninas que han sido destinadas a la zona.

Por el momento, Protección Civil confirma el salvamento de al menos 238 personas de entre los escombros. El ministro del Interior transalpino, Angelino Alfano, ha hablado en términos de «milagro laico»: «La maquinaria de los equipos de ayuda ha funcionado a la perfección», afirma el vicepresidente del Ejecutivo italiano, quien ayer visitó Arquata del Tronto, localidad de la región Le Marche donde ha habido 49 víctimas mortales y donde ya «no hay más dispersos», según informaba ayer a última hora de la tarde Protección Civil.

Los rescates siguen con la esperanza de encontrar todavía a alguien con vida entre los escombros. «Si no tiene traumas y consigue respirar entre los escombros, una persona puede resistir incluso una semana», afirma Mario Costa, ex dirigente del sistema de emergencias italiano. Ayer fue también un día de decepción en Amatrice, donde se produjeron los primeros episodios de saqueo. Los Carabinieri de la jefatura provincial de Rieti detuvieron a un hombre de 45 años, procedente de Nápoles y con varios precedentes penales, que intentó entrar en una vivienda deshabitada y golpeada por el seísmo forzando la puerta con un destornillador.