Secuestros en Cleveland

Ariel Castro acepta la cadena perpetua y evita la pena de muerte

Ariel Castro, acusado de secuestrar a tres jóvenes durante más de una década en la ciudad de Cleveland (Ohio), aceptó hoy la condena a cadena perpetua, sin opción a libertad condicional, para evitar ser ejecutado.

Ariel Castro, acusado de secuestrar a tres jóvenes durante más de una década en la ciudad de Cleveland (Ohio), aceptó hoy la condena a cadena perpetua, sin opción a libertad condicional, para evitar ser ejecutado.

Durante una audiencia preliminar, la defensa de Castro llegó a un acuerdo con la Fiscalía que evitará continuar con el juicio y una posible sentencia a pena de muerte para Castro, que se enfrentaba a 977 cargos en su contra.

"¿Usted entiende que nunca volverá a salir de la cárcel?", preguntó el juez a Castro durante la audiencia, a lo que éste contestó un rotundo "sí". Castro fue acusado de mantener en cautiverio, durante más de diez años en su casa de Cleveland (Ohio), a Amanda Berry, Gina DeJesus y Michelle Knight, quienes lograron escapar en mayo pasado.

Castro se enfrentaba a 977 cargos, entre ellos 512 por secuestro, 446 por violación y siete por abuso sexual.

Además, estaba acusado de dos cargos de homicidio agravado por supuestamente golpear a una de las mujeres hasta causarle un aborto.

También se le imputaron seis cargos por asalto sexual, tres cargos por negligencia infantil y un cargo por posesión de herramientas delictivas.

Por todo ello ha recibido 1.000 años de prisión para evitar ser ejecutado.

La noticia de que habían encontrado a las mujeres con vida conmocionó a la zona de Cleveland, donde dos de las víctimas eran muy conocidas tras años de búsqueda.

Las tres mujeres, Berry, de 27 años; DeJesús, de 23, y Knight, de 32, han regresado a vivir con sus familiares. La primera de ellas tuvo una hija -fruto de las violaciones de Castro-, que ahora tiene seis años.

El comienzo del juicio estaba programado para el 5 de agosto, pero el acuerdo evitará que las tres víctimas tengan que enfrentarse a rememorar su cautiverio con su testimonio.