Brexit

Bruselas rechaza negociar el nuevo estatus de Londres

La opción del no acuerdo vuelve a la mesa tras la falta de avances en puntos clave para la UE.

El ministro británico para el Brexit, David Davis, y el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, ayer en Bruselas
El ministro británico para el Brexit, David Davis, y el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, ayer en Bruselaslarazon

La opción del no acuerdo vuelve a la mesa tras la falta de avances en puntos clave para la UE.

Ronda tras ronda, en la negociación entre Londres y Bruselas, todas las frases parecen haberse escuchado ya demasiadas veces. Lo único que cambia es el avance inexorable del tiempo. «Estamos en un punto muerto preocupante en las cuestiones financieras», aseguró el representante de los Veintisiete Micher Barnier. En el resto de los puntos en liza, derechos de los ciudadanos y frontera del Ulster, los avances siguen siendo muy pequeños. Como reseña el compromiso británico de garantizar a los residentes permanentes europeos en Reino Unido un procedimiento rápido para que puedan quedarse tras el Brexit bajo el paraguas de la nueva categoría de «asentado». Ante lo ineludible de la situación, Barnier reiteró que no recomendará a los 27 el pase a la segunda fase de las negociaciones en la cumbre de la próxima semana en Bruselas pese a las insistencias de May a negociar la futura relación. Esto significa que Reino Unido tendrá que esperar por lo menos hasta diciembre. A pesar de esto, Londres volvió ayer a pedir que los dos temas: divorcio y relación futura se negocien a la vez. Barnier volvió a negarse, a pesar de que en los últimos días la prensa británica apuntaba a un giro en la postura europea.

El cambio de tono en el discurso de Florencia por parte de May no es suficiente. Bruselas quiere cifras y compromisos del montante que Downing Street está dispuesto a pagar. Sin trucos ni retrasos. La debilidad de May ante constantes conatos de revuelta en su partido preocupa en Bruselas, pero eso no hace cambiar el modus operandi. «Sin el mandato político, estamos en discusiones técnicas, útiles, pero técnicas. Hay un preocupante bloqueo, para nosotros y para los contribuyentes. La relación futura entre la UE y Reino Unido debe ser robusta, ambiciosa y duradera y eso requiere confianza y esa confianza fluirá con claridad y honrando los compromisos fijados como Veintiocho», aseguró el francés.

Ante este portazo, Londres intenta cambiar las cartas y apunta a intentar un diálogo directo con los 27 en la cumbre de la próxima semana, sorteando a Barnier. David Davies, ministró del Brexit volvió a pedir «más flexibilidad y creatividad» y «medios para ampliar las negociaciones». Una estrategia que suena a golpe bajo y con pocos visos de triunfar ya que también supone la desautorización del método comunitario elegido para llevar a cabo las negociaciones y a su representante que sigue contando con el respaldo de las capitales europeas.

Ante la posible colisión, también las frases vuelven a sonar muy parecidas. Davis recordó que el Ejecutivo británico está preparado para todos los escenarios, incluida una ruptura abrupta si el 29 de marzo de 2019 no hay acuerdo. Banier, más conciliador, sentenció que la falta de acuerdo «es un mal acuerdo». En un intento de ver el vaso medio lleno, el político francés dijo que «estamos en un impasse, pero con la voluntad y el impulso de May podremos salir adelante». A partir de ahora, los 27 están dispuestos a reunirse con más frecuencia sin la rigidez propia del formato de rondas de una semana en Bruselas. El resto, la voluntad y el impulso, no se sabe si llegarán.

Davis, se resiste a tirar la toalla y espera que durante el Consejo Europeo de la próxima semana, los líderes comunitarios reconozcan «los progresos hechos hasta el momento» y se muestren más flexibles que Barnier. «Para dar certeza, tenemos que hablar del futuro», recalcó Davis, que señala que, sobre todo, se han hecho grandes avances respecto a los derechos de los ciudadanos. Desde Londres insisten en que el discurso de May en Florencia fue un gesto lo suficiente significativo. Pero sin detalles sobre los compromisos, Barnier considera que no se puede pasar a la segunda fase que tanto ansía el Gobierno británico, la negociación de la futura relación comercial. En este sentido, a la City se le va acabando la paciencia. La incertidumbre aumenta porque con la postura de Bruselas cada vez hay más posibilidades de terminar las conversaciones sin ningún acuerdo. Esta es precisamente la conclusión que se ha llegado en Westminster esta semana después de la intervención de May en la Cámara de los Comunes donde recalcó que «debían estar preparados para cualquier eventualidad».