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Cameron pide al Parlamento no eludir el deber de intervenir

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El «premier» David Cameron apeló ayer a la seguridad nacional y al derecho de autodefensa para pedir a los diputados que den luz verde a los bombardeos contra el Estado Islámico (EI) en Siria. El líder «tory» presentó ante la Cámara de los Comunes una amplia estrategia, política y militar, para combatir a los yihadistas y recalcó que Reino Unido no podía consentir que otros países –en referencia a Francia y EE UU– carguen «con el peso y los riesgos» para evitar que el terrorismo llegue hasta las islas británicas. «Las amenazas contra nuestros intereses y contra nuestro pueblo son tales que no nos podemos quedar al margen», matizó.

A principios de este mes, el influyente Comité de Asuntos Exteriores concluyó que no se debía celebrar ninguna votación hasta que el Gobierno presentase un «plan coherente» para derrocar al Estado Islámico. Pero Cameron confía en que los brutales ataques de París y el voto unánime del Consejo de Seguridad de la ONU hayan hecho cambiar la opinión de los parlamentarios, reacios en un primer momento a extender a Siria los bombardeos que la fuerza aérea británica lleva ya a cabo en Irak contra los objetivos yihadistas. «El riesgo de la falta de acción es mayor que el riesgo derivado de nuestras acciones», advirtió el «premier». «Cada día que no hacemos nada es un día en que el EI sigue creciendo», añadió.

Los rotativos dan por hecho que Londres se unirá a la coalición internacional antes de Navidad. Sin embargo, Cameron se mostró cauto y señaló que sólo pedirá la votación si está seguro de ganarla porque considera que una derrota sería un «golpe de publicidad» para los terroristas. En 2013, los diputados ya tumbaron sus planes, aunque en aquella ocasión el objetivo era el régimen de Bachar al Asad. En septiembre del año pasado, el Ejecutivo ya advirtió del riesgo del Estado Islámico, pero los parlamentarios volvieron a votar en contra de una intervención, por lo que ahora, antes de dar otro paso en falso, el «premier» debe asegurarse que tiene el apoyo de la Cámara.

El líder de la oposición laborista, el radical Jeremy Corbyn, ha expresado en repetidas ocasiones que está en contra de extender los ataques aéreos. Pero todo apunta a que se verá obligado a conceder libertad de voto en sus filas ante las amenazas de dimisión de miembros de su propio equipo. En el turno de réplica, Corbyn preguntó a Cameron una serie de cuestiones muy directas, como si la misión británica marcaría una diferencia para ganar la guerra, si se podía garantizar la seguridad de los civiles o si los bombardeos podrían tener «consecuencias no planeadas» que pusieran en riesgo a los británicos. El «premier» respondió que el Ejército británico es el único que tiene misiles de alta precisión Brimstone, que no sólo evitan las víctimas civiles, sino que aseguran eliminar siempre el objetivo marcado. Recalcó además que Reino Unido ya figura entre los diez objetivos prioritarios del califato y que sólo en el último año se habían abortado siete atentados terroristas dirigidos o inspirados en el grupo yihadista: «Lo que estamos haciendo es plantar cara a una amenaza que ya tenemos», dijo. «Lo que ha pasado en París podría haber ocurrido en Londres», añadió.

Por otro lado, el mandatario británico señaló que habían «aprendido de los errores del pasado». Reconoció que la intervención militar «no es la respuesta final» y aunque recalcó la prioridad es acabar con el EI.