Brexit

Cameron recalca que Reino Unido no dará la espalda a Europa

Por el momento el Reino Unido no activará el artículo 50 del Tratado de Lisboa

David Cameron durante su intervención en el Parlamento
David Cameron durante su intervención en el Parlamentolarazon

El primer ministro británico, David Cameron, dijo hoy en el Parlamento que, si bien el Reino Unido dejará la Unión Europea (UE), no le dará la espalda a Europa.

David Cameron utilizó ayer su primera intervención en Westminster tras el Brexit para recalcar la «responsabilidad fundamental del Gobierno de unificar al país». El inesperado triunfo euroescéptico en el histórico referéndum del jueves ha puesto en jaque la unidad del país y ha dividido completamente a la sociedad. La tensión que se vive en el Parlamento con las amenazas independentistas de los nacionalistas escoceses y los católicos norirlandeses se siente también en la calle, donde la sociedad ha quedado completamente dividida y, en los últimos días, se han registrado varios acontecimientos de corte xenófobo. «No permitiremos crímenes de odio», advirtió el «premier».

Tras mantener una reunión con su Gabinete, el líder «tory» se dirigió a la Cámara de los Comunes para evaluar la situación que afronta Reino Unido tras poner fin a la permanencia en el bloque tras más de cuatro décadas. Al respecto, Cameron aseguró que mantenía sus reservas sobre el desenlace de la consulta, pero defendió la «soberanía» británica para decidir su futuro. Aunque insistió en que tanto la negociación como los detalles de la misma «competerán al nuevo Gobierno» que se forme en octubre, transmitió un claro mensaje a quienes tomen su testigo: «Abandonar la UE no significa mostrar la espalda a Europa y al resto del mundo». «Creo que todos estamos de acuerdo en que queremos los más fuertes vínculos económicos con la UE y estoy seguro de que todos queremos que continúe nuestra amplia cooperación en materia de seguridad para la prosperidad y la seguridad de nuestra gente», señaló.

De igual modo, ante las crecientes especulaciones sobre la posibilidad de una segunda consulta, alimentados por una iniciativa parlamentaria que alcanza ya casi cuatro millones de firmas, Cameron incidió en que la Cámara no debería «bloquear la voluntad de los británicos», si bien rechazó reiteradamente posicionarse sobre la vía a seguir. «Eso competerá al nuevo Gobierno», matizó.

De momento, eso sí, ayer constituyó ya una comisión interministerial que se encargará de lo que catalogó como la «más compleja e importante tarea que ha afrontado la función pública en décadas». El objetivo es guiar el proceso tanto para «cuestiones de transición», como para aquellas que vendrán una vez su sucesor asuma el cargo, con el propósito de que «el próximo primer ministro cuente con el mejor asesoramiento desde que tome posición». En este sentido, el «premier» garantizó que la nueva era «implicará» a los gobiernos de Escocia, Gales, Irlanda del Norte, Gibraltar y «todos los centros de poder regionales», incluyendo la Asamblea de Londres, que votó mayoritariamente por el Bremain.

Desde que se conoció la victoria del Brexit, la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, insiste en que hará todo lo posible para garantizar que el futuro de los escoceses siga en la UE. La reacción inicial de la líder del SNP había sido agitar la posibilidad de un nuevo plebiscito de independencia. En 2014, los independentistas perdieron con un 55% frente a un 45% que abogó por seguir en Reino Unido.

Pero las encuestas evidencian que el aumento del apoyo a la secesión ha sido modesto, lo que ha llevado al SNP a plantear otras fórmulas, entre las que se incluye ahora el establecimiento de un consenso entre los partidos con presencia en el Parlamento de Edimburgo para iniciar los contactos con Londres, Bruselas y otros socios para proteger la continuidad escocesa en el club mediante un «estatus asociado».

«Lo último que necesita ahora Escocia es otro referéndum de independencia», insistió Cameron, que hoy acudirá a su primera cumbre europea. El aún «premier» adelantó ayer que durante el fin de semana había hablado con la canciller Angela Merkel, y con el presidente francés, François Hollande, con quienes acordó que no sea su Administración la que active el artículo 50 del Tratado de Lisboa. El objetivo, según declaró, es «determinar primero qué tipo de relación se quiere tener con la UE, una cuestión que depende del próximo primer ministro».

De igual modo, después de que el titular del Tesoro, George Osborne, emitiese un mensaje de estabilidad en línea con el transmitido por el gobernador del Banco de Inglaterra nada más confirmarse el Brexit, Cameron destacó los «robustos planes de contingencia puestos en marcha» por ambos organismos, que estarán «en contacto constante en los próximos días y no dudarán en tomar nuevas acciones si fuesen necesarias». Osborne llevaba desaparecido desde el triunfo del Brexit. Aunque su última intervención en campaña había sido para advertir sobre un presupuesto de emergencia con recortes y subidas de impuestos para hacer frente al agujero de 38.000 millones de euros que dejaría supuestamente el divorcio con Bruselas, ayer optó por transmitir tranquilidad a los mercados, donde la libra ha caído a su nivel más bajo desde 1985. Pese a que el «Chancellor of the Exchequer» era uno de los favoritos para suceder a Cameron, su implicación durante la campaña del referéndum le deja ahora sin posibilidades.